Plaspel y por qué el futuro está en las manos de los niños
Una fábrica de Tocancipá, dedicada desde 2014 a la fabricación de plásticos y papel de embalaje para la industria, ha ido ganando terreno en el mercado de Latinoamérica gracias a sus productos que utilizan 30 % de material reciclado. Esto solo es posible al llamado de atención que le hizo una pequeña a su padre hace tres años, a quien se negaba a verlo como parte del problema de contaminación del planeta.
Carlos David Vargas viene de una familia con más de 60 años de experiencia en la fabricación de plásticos de embalaje para el sector industrial. Era un nicho que conocía bastante bien, al igual que sus necesidades. Por eso, en 2014, viendo aquello que se había convertido en un dolor de cabeza para los clientes, descubrió con su medio hermano, Andrés Orduz, una oportunidad de negocio: fundar Plaspel, una empresa seria y fiable de fabricación de plásticos y materiales flexibles para el embalaje de diversos productos: desde arroz y papel higiénico hasta colchones.
El negocio funcionó muy bien desde el principio. No solo trabaja para importantes multinacionales en diferentes nichos de mercado, sino que ha ido multiplicando las ganancias año a año. Sin embargo, el verdadero crecimiento, aquel que no solo se mide en utilidades sino en vidas impactadas, se dio hace tres años, gracias a la hija de Carlos David, quien, con solo siete años, se plantó frente a él y lo cuestionó por producir plástico y contribuir así a la contaminación del planeta.
Carlos David, con humildad, entendió que su misión en el mundo era ser parte de la solución y no del problema. Y, desde entonces, se propuso hacer de Plaspel una empresa sostenible. En 2023, el 100 % del portafolio cuenta con 30 % de material reciclado, que además compra a un mejor precio a una red de recicladores, quienes logran así una vida más digna.
Como parte de esta gran transformación también está Bancolombia, entidad que, justo tres años atrás, apostó por el crecimiento de la compañía con un préstamo para capital de trabajo. “Gracias a la buena atención, a la presencia que tiene en todo el país y al apoyo que nos brindó el banco en ese momento, la nómina completa de Plaspel migró a Bancolombia. Además, con un leasing financiamos la bodega en Tocancipá, donde actualmente funciona la compañía”, asegura Carlos David.
Sin duda, la calidad de los productos y la confiabilidad que le brinda a sus clientes han sido determinantes en el éxito de Plaspel, que ha abierto mercado en Costa Rica, Ecuador y El Salvador, y que actualmente genera 100 empleos directos y cerca de 30 indirectos, principalmente en Tocancipá. Pero no es poco loable que para 2023 haya logrado utilizar 200 toneladas de producto reciclado, que equivalen a 17 millones de bolsas de supermercado. Que, para el próximo año, la meta sea usar 700 toneladas, equivalentes a 100 millones de bolsas plásticas; y que, para 2030, se haya propuesto solamente la utilización de plástico neutro.
Así mismo, la sostenibilidad social forma parte del ADN de la compañía. Por eso, Carlos David ha sido muy consciente de la equidad de género, donde el 40 % de los empleados son hombres y el 60 % mujeres, quienes cada vez cuentan con mayor participación dentro de los cargos técnicos.
Además, introdujo el cuarto turno, con lo cual sus empleados saben que cuentan con un fin de semana completo al mes (viernes, sábado y domingo) para compartir con sus familias y que un día a la semana pueden utilizarlo en los talleres de capacitación y orientación que brinda la empresa, dentro de los cuales también se tocan temas como violencia intrafamiliar. Esta es la historia de una compañía exitosa que se potenció gracias al consejo de una niña y a un padre que la oyó desde el corazón