Ecociclo,
en camino de transformar a Medellín en ciudad circular
La mayor empresa de reciclaje orgánico de Antioquia ha logrado reducir el volumen de basura que llega a rellenos sanitarios, transformar desechos orgánicos en abono para revivir los suelos de siembra y evitar que miles de toneladas de C02 salgan a la atmósfera. Esta es la historia de una gran cruzada por la sostenibilidad del planeta.
Aunque Ecociclo se puso en marcha en 2016, lo cierto es que sus fundadores, miembros de la familia Montoya, llevan más de 50 años trabajando en industrias dedicadas a la sostenibilidad. En esta historia no hay espacio para la improvisación. Lo suyo es 100 % innovación, experiencia y conciencia hacia las necesidades medioambientales de las ciudades.
Partieron de tres realidades: primero, la saturación de los rellenos sanitarios, que están llegando a su punto máximo de capacidad y no crecen con la misma velocidad en que lo hacen las ciudades. Segundo, la generación de residuos orgánicos sólidos es del 60 % en el Valle de Aburrá y no están regresando a los suelos, los cuales son cada día más improductivos. Y, tercero, esos mismos residuos, al ser enterrados dentro de los rellenos sanitarios, generan el 8 % de los gases efecto invernadero que nos llevan hacia el calentamiento global.
En vez de entrar en pánico ante las cifras que anticipan una catástrofe mundial, la familia Montoya encontró una manera de poner solución a estas problemáticas, al menos en la región de Antioquia: una planta de compostaje industrial.
Una idea que no hubiese sido posible sin apalancamiento, desde el inicio, con Bancolombia. Entidad que entendió lo transcendental y disruptivo que era este negocio y ayudó a la compañía,
por medio de créditos Finagro, para invertir en capital de trabajo, adquisición de bienes y compra de vehículos para el servicio de recolección. “El apoyo de Bancolombia fue determinante para abrir mercados y transformar conciencias”, dice Julián Betancur, de 34 años, quien llegó hace cuatro años para gerenciar la compañía, con pasión, conocimiento y convicción.
El impacto de Ecociclo se mide desde muchos frentes. Solo en el año 2022, recicló más de 19.000 toneladas de residuos orgánicos sólidos, que transformó en 9.000 toneladas de compost o abono con el cual fue posible revitalizar suelos que estaban improductivos y hoy son aptos de nuevo para la cosecha de bananos en Urabá. Por si fuera poco, al evitar que estos residuos orgánicos terminaran enterrados en rellenos sanitarios, se impidió que 6.000 tonelada de C02 salieran a destruir la atmósfera. “Algo que podría compararse con sacar de circulación a 4.000 vehículos”, explica Julián.
“El material que salía de la poda de los árboles del Área Metropolitana de Medellín era desechado en rellenos sanitarios. Con Ecociclo hemos logrado que el 70 % de este material, completamente orgánico, sea llevado a nuestra planta de compostaje. Esto es un verdadero hito en la ciudad”, comenta.
Desde lo social, también hay cifras que emocionan. Ecociclo genera 60 empleos directos y más de 40 indirectos en la vereda El Salado del corregimiento de San Antonio de Prado, una zona rural de 1000 habitantes y 300 casas. “Es satisfactorio, porque estamos viendo que, en una de cada tres casas, vive una persona que trabaja con nosotros”.
Las urgencias del planeta son muchas, pero genera esperanza ver a empresas como Ecociclo, que, con ideas que nacen desde el corazón, invitan a otros a trabajar comprometidos por el medioambiente y a contribuir en la construcción de verdaderas ciudades sostenibles.