Una vaca
cambió la vida de una familia
Cuatro integrantes de la familia Mejía Jiménez y una vaca dieron vida a San Martín Lácteos Artesanales, que hoy procesa cerca de 6.000 litros de leche diarios, los trasforma en productos lácteos artesanales y nutricionales, y genera más de 60 empleos en el departamento de Caldas.
Las buenas ideas llegan de los lugares menos pensados. La familia Mejía Jiménez conocía bien el mundo corporativo: sus integrantes habían trabajado por años en bancos y multinacionales. Pero, Olga quería iniciar un negocio familiar, así que propuso aprovechar la única vaca que tenían, y que producía 15 litros de leche al día, para hacer yogurt griego artesanal. Aunque la idea hubiese podido parecer descabellada, todos aceptaron.
Por supuesto, la amplia experiencia de la familia en los negocios ha sido clave en esta historia, pero, para ser honestos, la receta ganadora de San Martín Lácteos Artesanales fue haber nacido desde el amor y la unión que se tienen entre sí.
Fernando, Olga, su hija Ángela y su yerno, Javier, adecuaron la finca La Libertad, ubicada en el camino que lleva de Manizales a Neira y entendieron desde el principio que la necesidad del mercado estaba en procesar leche para fabricar productos artesanales, saludables y con alto valor nutricional: yogures, quesos y mantequillas, con elementos biodegradables, sin azúcar y con procesos de elaboración a través de destilación natural.
Arrancaron trabajando en la casa, haciendo malabares con el poco capital con el que contaban y sin cobrar un peso. Pero la dedicación y el apoyo de Bancolombia, desde 2018, permitieron que en pocos años pudieran contar con una planta de producción de 1000 metros cuadrados, 50 paneles solares y la capacidad de procesar 6.000 litros diarios; y distribución a nivel nacional, a través de grandes superficies y tiendas saludables. “Yo fui banquero muchos años y entiendo la necesidad de capital que tienen las empresas para arrancar. Por eso, estoy muy agradecido con Bancolombia, el único banco que nos ayudó desde el principio”, dice Fernando.
En el año 2018, San Martín Lácteos Artesanales pudo acceder a un leasing para adquirir una máquina inyectora y, a través de créditos en diferentes momentos, ha invertido en capital de trabajo.
Cuatro personas dieron origen a esta empresa, que lleva el nombre del hijo de Ángela y Javier. 13 años más tarde, 64 personas, de las regiones de Manizales y de Neira, trabajan en la planta. “Algunos se han formado aquí desde muy jóvenes y les hemos pagado sus estudios técnicos y profesionales para que apliquen el conocimiento en la compañía”, dice Fernando. Tal es el caso de Camilo Urrego, jefe de producción, graduado de Ingeniería Industrial. “Nuestra gran satisfacción está en generar empleo en Caldas, en poder entregar al consumidor productos que le hacen bien, en tener una planta que cree en las energías limpias y que cuida al medioambiente; pero, sobre todo, en sentir una pasión muy grande por lo que hacemos y trabajar desde el corazón”, finaliza Fernando.