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In-Ova,
inteligencia colectiva al servicio del agro colombiano

Dos veterinarios antioqueños crearon una startup que promueve el desarrollo sostenible e inteligente de comunidades rurales por medio de tecnologías de interconectividad y automatización de datos en tiempo real.


In-Ova nació en 2012 como una compañía dirigida por médicos veterinarios para la asistencia técnica en ganadería, enfocada principalmente en ingeniería de reproducción. Sin embargo, de esa definición queda muy poco.

Nicolás Mápura y Juan Sebastián Pineda, socios fundadores, se dieron cuenta de que las herramientas tradicionales para hacer el levantamiento de datos en campo eran minúsculas en comparación con el volumen de información que requerían los clientes. Era necesario transformarlas si querían generar valor en el sector agro, transferir conocimientos al productor de leche y ganado, cerrar brechas económicas en el campo y mejorar la calidad de vida de los clientes.

¿Cómo escalar el negocio con tecnología? fue la pregunta que se hicieron. La respuesta la obtuvieron tras desarrollar un ecosistema de herramientas digitales, a través de las cuales los actores involucrados (productores agrónomos, profesionales de campo y empresas ancla) se conectan y, a la vez, alimentan en tiempo real. Esta gran mole de información converge en un tablero de analítica geoespacial que integra los datos, facilitando así los procesos de producción y comercialización de leche para los ganaderos y permitiendo que las empresas ancla (aquellas como gremios y asociaciones que reúnen a varios pequeños ganaderos) puedan tomar decisiones estratégicas, desarrollar programas de productividad o aplicar a certificaciones de calidad y sostenibilidad.

“Esto es lo que llamamos un modelo de trabajo colaborativo porque nos permite generar conocimiento colectivo, de manera similar a como las abejas de una colmena toman decisiones estratégicas”, afirma Nicolás Mápura.

Uno de los grandes hitos de la compañía llegó en 2021, gracias a En-Campo, un programa de la Fundación Bancolombia que, a través de formación y financiación,

impulsa negocios que trabajan por la competitividad, sostenibilidad y bienestar del campo colombiano. “Nos postulamos y llegamos a estar entre los siete finalistas entre más de 470 participantes de la segunda cohorte. Gracias al programa, no solo obtuvimos una inyección de capital para el desarrollo de un proyecto, sino que también tuvimos la oportunidad de recibir mentorías especializadas en habilidades blandas y la creación de sinergias clave con diferentes actores del sector”, dice Juan Sebastián Pineda, director de estrategia de la compañía.

Entre los casos de éxito de las herramientas de In-Ova está el programa de circuitos cortos de comercialización entre 1.500 productores agropecuarios y 250 establecimientos de comercio en Girardota, Antioquia, con el que, en el año 2022, optimizaron las ganancias de los clientes y redujeron la huella de carbono al ahorrarse grandes traslados.

Con otra de sus herramientas, están conectando fácilmente, a través de WhatsApp, a productores agrícolas con Cuentas sin Cuento, el programa de educación financiera rural de Bancolombia. La meta es escalar el programa a 500.000 beneficiados en un plazo de cinco años.

Y un proyecto más busca mitigar el impacto ambiental en la industria láctea y los riesgos en la cadena de abastecimiento. Esto se logra mediante un algoritmo que predice el efecto del cambio climático, detecta conflictos con el uso del suelo o áreas activas de deforestación y lanza alertas, gracias a la información satelital de cada predio. Una vez el pivote o empresa ancla detecta una de estas alertas puede iniciar el respectivo proceso de acompañamiento y educación ambiental.

Los ejemplos y los beneficios sociales, ambientales y económicos son muchos más. Con el ecosistema de herramientas digitales, In-Ova ha podido impactar positivamente a 120.000 productores rurales, 1.200 profesionales de campo que logran una eficiencia en el 40 % de su tiempo al automatizar los informes y 40 empresas anclas.

Ante la enorme necesidad del agro en Colombia, rendirse era una opción. Nicolás y Sebastián eligieron otro camino: investigar, capacitarse, adaptarse, innovar y transferir conocimiento. Entendieron que solo el trabajo colectivo y desde el corazón es capaz de transformar al campo en una industria inteligente, competitiva y sostenible, donde las brechas no existan.

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