Trigos,
el pan de cada día en Boyacá
Miguel Chaparro abrió en 1989 la que se convertiría en la marca de panadería y pastelería más famosa y querida de Boyacá. Lo hizo asesorándose de los mejores, importando maquinaria de calidad desde Francia e Italia y creando equipos fuertes en la región. 18 locales en más de cuatro ciudades, casi 200 empleados y centenares de clientes fieles son el mejor testimonio de su caso de éxito.
Miguel Chaparro (61 años) estudió contaduría pública, pero nunca ejerció. Sin embargo, los siete años (de 1980 a 1987) que duró su paso por Bogotá fueron definitivos para el desarrollo de su vida profesional. Allí descubrió el arte de la gastronomía y se propuso abrir en Duitama, su ciudad natal, una pastelería que no tuviera nada que envidiarle a las mejores de París y Milán. “Yo quería llevar a Boyacá no solo pan de buena calidad, porque no lo teníamos, también un lugar bonito, donde la gente pudiera reunirse con amigos y probar platos exquisitos”, comenta.
En 1989 su sueño cobró forma y abrió en una linda casona de estilo colonial, ubicada en la plaza principal de Duitama, la primera sede de la panadería Trigos, hoy emblema regional. Para que todo funcionara como lo había imaginado, Miguel buscó las mejores recetas de tradición familiar, pero además contrató a 7 personas de Bogotá que lo asesoraron en la elaboración de panes de masa madre, bizcochos y pasteles. También, empezó a viajar por las mejores ferias pasteleras del país y de Europa, con la idea de encontrar más ideas para su negocio.
Para el año de 1997, Miguel había recorrido 187 panaderías del país y se había propuesto organizar al gremio con la firme intención de asesorar a los pequeños panaderos que, por vender barato y tener malas condiciones de trabajo, no contaban con la opción de crecer. A pesar de ello, muchos no se atrevieron a subir el precio del producto y, en el año 2000, Miguel se retiró de la agremiación y se dedicó en cuerpo y alma a Trigos.
Actualmente, Trigos tiene 18 locales entre las ciudades de Duitama, Paipa, Tunja y Sogamoso.
13 de ellos cuentan con panadería, pastelería, cafetería y heladería; los otros 5 con restaurante. El más reciente es Trigos al carbón. Lo que es una constante en cada una de las sedes, así como en las plantas de producción, es la maquinaria de primera calidad con la que fabrican pizzas, helados, hornean panes y hacen todo lo necesario para mantener los más altos estándares.
Para acceder a estas herramientas, importadas de Europa, Miguel se ha apalancado en Bancolombia. A través de asesoría financiera y acceso a leasing (ideal para conseguir activos en empresas), ha podido contar con equipos de la mejor tecnología y calidad, que por sus altos costos serían muy difíciles de adquirir de otra manera. “Trigos tuvo su primera cuenta empresarial con Bancolombia en el año 1990, desde entonces ha sido nuestro gran colaborador, no solo con el leasing también con diferentes cupos de crédito que nos ha dado el flujo de caja necesario para hacer crecer la marca”, afirma.
Para Miguel, que nunca tuvo socios, el apoyo del banco fue clave, así como la llegada, en el año 2014, de Yaqui Vargas, una entusiasta y brillante practicante que le dio nuevos aires a la empresa. Empezó trabajando en la planta de producción principal para aportar sus conocimientos en gestión de calidad y, rápidamente, su talento llamó la atención de Miguel.
Yaqui y Miguel hicieron tan buen equipo que se enamoraron y, desde hace cinco años, conforman un hogar, en el que lo dan todo por sus dos hijos. Y con ese mismo cariño, trabajan por sus 128 empleados directos y 63 indirectos, dando prioridad siempre a las 92 mujeres (muchas de ellas cabeza de familia), quienes, por su responsabilidad y compromiso, han sido las columnas que han sostenido la compañía.
“Siempre tenemos asesores internacionales que nos inspiran y nos traen nuevos conocimientos, pero el 90 % de nuestro personal es de Boyacá. Porque el sueño de Trigos es trabajar desde el corazón por el progreso del departamento”, concluye Yaqui.