Luna Roja,
un sueño llamado país
Un hombre sin privilegios, pero con espíritu empresarial logró crear un emporio económico, social y sostenible en el Norte de Antioquia. Entre el cultivo y comercialización de tomate de árbol, gulupa, aguacate hass, arándanos y la producción de leche, genera más de 1.700 empleos y 120 líderes de su compañía han logrado convertirse en socios, en un negocio que multiplica los beneficios para todos.
Antonio Lopera Gil nació en 1954 en Entrerríos, Antioquia. Fue el número 13 entre 19 hermanos. Usó sus primeros zapatos cuando tenía ocho años y su educación llegó hasta quinto de primaria, en una escuela construida por su padre y otros hombres de la región. Desde entonces se dedicó al trabajo rural. Esta podría ser la historia que narran la mayoría de los niños campesinos colombianos, una que se repite sin importar el departamento. Pero la disciplina, la curiosidad y las ganas con las que Francisco afrontó la vida cambiaron el desenlace: es el fundador del conglomerado Luna Roja, el mayor productor de tomate de árbol del mundo, y, además, es el hombre que cambió la realidad de miles de personas en el departamento.
Vayamos por pasos. En 1973, con 20 años, Francisco se independizó y se puso a comercializar por su cuenta la pequeña producción de tomate de árbol que los vecinos cultivaban en los solares de sus casas. Cuatro años más tarde, viendo que el producto tenía mercado, sembró 450 árboles y, rápidamente, pasó a 1.800.
¿A qué acredita el éxito? “A una agricultura diferente”, asegura. “Entendí que el negocio estaba en el mercado nacional. Por política solo cosecho lo que se vende y no al revés, de esa manera no manejamos cartera”. Una venta de 120 toneladas de tomate de árbol, en promedio, por día, son prueba de su acierto.
Otro factor irrefutable es que conoce en detalle cada uno de los oficios entre el cultivo, la cosecha y la venta del producto, porque durante años lo hizo todo él. Esto le permite enseñar y asesorar a sus colaboradores personalmente.
Desde el año 2006, Antonio decidió diversificar su producción. Inauguró cuatro ganaderías de leche (que producen actualmente 65.000 litros por día) y ha incluido cultivos de aguacate hass, gulupa y arándanos. Todo bajo una serie de principios: religiosidad, respeto por los demás, valor por el trabajo, inversión en tecnología, prácticas sostenibles y voluntad de formar empresa en el campo.
Antonio inició su relación con Bancolombia (en ese entonces era Banco de Colombia) hace 36 años y desde entonces su relación con el banco ha sido inquebrantable. Por tanto, acudió a la entidad, en compañía de otros agro empresarios, para proponer que abriera una oficina en Entrerríos y así apoyar el progreso de la región. Actualmente, Luna Roja paga las nóminas de sus empleados a través de Bancolombia. Cerca de 300 de sus colaboradores se benefician de los canales de la banca virtual (sucursal virtual, tarjetas de crédito, créditos, entre otros). Además, con las tarjetas de crédito, Antonio ha podido viajar por el mundo para abrir la mente y descubrir nuevos modelos agrícolas; y con los créditos FinAgro, ha logrado invertir en adquisición de tierras, en infraestructura, en sostenibilidad, en innovación para su producción, pero, sobre todo, en bienestar para su gente.
Dicho bienestar puede medirse de muchas maneras. En la generación de más de 1.700 empleos con sueldos dignos; en la construcción de más de 600 kilómetros de vías interveredales y dos escuelas; en las buenas instalaciones de los campamentos para el 80 % de sus empleados que vienen desde la costa Caribe; en el cultivo de una producción limpia y una vocación real por la protección del medioambiente bajo la Dirección de Gestión Ambiental; en la tecnificación del campo que busca mejorar la calidad de vida de los productores; y en una política social que entrega el 16 % de las utilidades de la empresa a 120 líderes que, por su buen desempeño, han ganado la oportunidad de ser socios de Luna Roja. “Estos hombres y mujeres aprenden a trabajar con eficiencia y a pensar como dueños. Hemos logrado un negocio multiplicador, en el que todos, trabajando desde el corazón, estamos creciendo”, finaliza.