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Jeison Piamba

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Piamba:
el poder de la determinación

Jeison creció entre diferentes cultivos y un día decidió cambiar el jornal por las utilidades, con un sembrado de 500 palos de café en un lote fiado. 20 años después tiene más de 12 hectáreas de cafés de origen y asesora a sus vecinos en el tema, generando empuje en toda la región.


Jeison Piamba se fue de su casa siendo un niño. Cuando tenía doce años, salió de la vereda Cámbulos, ubicada en el municipio huilense de Isnos, para probarse en la vida. Pasó por el Caquetá y por el Putumayo, trabajando en moliendas, cortando caña de azúcar y recolectando cosechas en distintos cultivos. Unos años después, todavía joven, pero con toda su madurez a cuestas, regresó al lugar en el que nació.

Mientras trabajaba en un sembrado de café, escuchó las historias sobre los ganaderos de Gigante, Huila, donde algunos hacendados habían llegado a construir poderosos imperios agrícolas. El panorama parecía muy lejano a su propia vida, pero eso no lo detuvo para aspirar a tener un proyecto semejante.

Hoy, más de veinte años después, Jeison va muy adelantado en ese proceso. Junto con su hermano decidieron cambiar el jornal por las utilidades. El camino no fue fácil, empezaron con 500 palos de café en un lote fiado. Con su visión inquebrantable, se propusieron doblar su producción anualmente. Unos años más tarde, su cultivo había crecido a cuatro mil plantas.

Actualmente, tienen entre diez y doce hectáreas de sembrados de café, además de bodegas y silos. Pero el negocio, para poder tecnificarse y ser verdaderamente rentable, necesitaba construir beneficiaderos, el lugar en el que se despulpa y lava el grano antes de pasar a los secaderos.

Esto, que cambió la cara de sus cultivos y negocios para siempre, se logró gracias a un crédito de Bancolombia.

Jeison otorga parte del éxito a su organización con los números, a pesar de haber estudiado sólo dos años de la primaria, lleva con la minuciosidad de un auditor la contabilidad de sus negocios.

Esto no hubiese sido posible si desde el inicio no hubiera puesto todo su empeño en adquirir educación financiera, la cual siempre ha buscado la manera de compartir con sus colegas. Desde que inició este proyecto ha procurado que su forma de producir impacte también en sus vecinos. Hace unos años, cuando sobrevino una crisis del sector, Jeison se inclinó por la producción de cafés de origen y, al ver que funcionaba, asumió el rol de asesor comunitario e impartió su conocimiento a veinte vecinos para que pudieran sortear la eventualidad.

"Para mí es importante que a ellos también les vaya bien, por eso siempre que puedo les doy consejos sobre el cultivo o sobre el mercado. También pongo a disposición de ellos mi camioneta para lo que puedan necesitar", asegura Jeison. La otra parte corresponde al buen trato con su hermano, con quien nunca ha tenido un desencuentro en estos años.

La incursión en este negocio le abrió las puertas para exportar sus productos a Japón y adquirir maquinaria para tecnificar sus lotes y trabajar de una forma más ecológica, disminuyendo el gasto de agua y los residuos contaminantes de ciertos procesos.

Hace poco, Jeison compró una finca en otra vereda para que la trabaje su hijo mayor, que recientemente terminó un curso agropecuario en el Sena. Desde ahora, su padre le abona el terreno para que pueda tener un camino con menos dificultades que el suyo, pero con el mismo nivel de gratificación por el oficio.

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