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Más allá de contribuir a la sostenibilidad ambiental, las prácticas de eficiencia energética y la gestión adecuada de otros recursos durante los procesos productivos impactan de manera positiva la competitividad empresarial. Conoce cómo identificar oportunidades de mejora en el consumo de recursos en tu proceso productivo y cuál es la ruta para aportarle al planeta siendo una empresa sostenible.

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Contenido del artículo

- Sostenibilidad empresarial: más allá del compromiso ambiental
- La vía para lograr la eficiencia energética
- Agua: indispensable para lograr la eficiencia energética
- Economía circular para la gestión de residuos

 


Sostenibilidad empresarial: más allá del compromiso ambiental

El consumo de energía puede representar entre el 8 % y el 40 % de los costos operativos de una empresa dependiendo del sector en el cual desarrolla su actividad económica, asegura Sandra Fonseca, presidenta de Asoenergía. Por eso, es cada vez más frecuente que el primer paso hacia la eficiencia energética se enfoque en proyectos de energías renovables, como la fotovoltaica.

“Los empresarios que apuestan a los proyectos asociados con la eficiencia energética y el buen uso de todos los recursos de la empresa, como el agua, las materias primas y hasta su fuerza laboral, tienen claro que están construyendo su competitividad y que serán referentes en su sector porque se anticipan incluso a las obligaciones que contempla la norma”, dice Olga Lucía Bedoya, ingeniera ambiental experta en auditorías ambientales y cofundadora de la firma AmbientalMente.

Sin embargo, estos proyectos suelen ser percibidos por los empresarios como costosos, especialmente cuando se desconocen los beneficios tributarios que pueden recibir y no se evalúa el impacto financiero, operativo y social a largo plazo.

Leonardo Salinas es el gerente comercial de una empresa que desarrolla proyectos de energía solar en todo el país, y a diario se enfrenta con las objeciones de los directivos por los elevados costos asociados a este tipo de iniciativas. “Es frecuente que nos encontremos sorpresas cuando hacemos las visitas técnicas, como infraestructura inadecuada para la instalación de los paneles solares o acometidas obsoletas, incluso techos en asbesto que fueron prohibidos hace varios años porque generan riesgo de cáncer en las personas. Estos hallazgos impactan el costo final de un proyecto, pero es un punto que se puede resolver ya que algunas de esas obras de adecuación se pueden incluir en los beneficios tributarios que contempla la ley”, dice Salinas.

De ahí que los empresarios deban considerar aspectos que van más allá del ahorro a corto plazo cuando evalúan desarrollar un proyecto de eficiencia energética. El compromiso genuino con la sostenibilidad empresarial y ambiental es un factor fundamental para encaminarse hacia iniciativas de este tipo.

Comillas

“Para alcanzar los beneficios de la sostenibilidad empresarial, proponemos una ruta que parte de la gestión del riesgo, es decir, de las obligaciones que deben cumplir las empresas para que puedan continuar desarrollando su negocio y no ser sancionadas. El segundo paso es la eficiencia, que se refiere a analizar en qué recurso se está invirtiendo y mejorar los procesos, aumentar la productividad y disminuir costos. El tercero son tanto las mediciones como las certificaciones a las que se accede cuando la estrategia empieza a dar resultados”.

Olga Lucía Bedoya, socia fundadora de AmbientalMente
 

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La vía para lograr la eficiencia energética

Para saber en qué aspecto de la sostenibilidad empresarial enfocarse, la experta de AmbientalMente asegura que las compañías deben tener clara la clasificación y los impactos en la naturaleza de su proceso productivo: 

  1. Proceso húmedo: el agua es uno de los principales recursos utilizados, ya sea porque se requiere para elaborar un producto o se generan vertimientos. 
     
  2. Proceso seco: se refiere al uso de energía eléctrica, gas, carbón u otras materias primas provenientes de la naturaleza, así como los que generan emisiones o residuos que la impactan.


El paso que sigue en la búsqueda de la eficiencia energética es acercarse a las instituciones encargadas, ya sea la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) o las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), para confirmar si el uso de ese recurso durante el proceso productivo está atado a una obligación legal. Así mismo, es necesario conocer cuáles son los compromisos que se adquieren cuando se contrata el servicio de energía. Los usuarios deben: 
 

  1. Garantizar un uso adecuado de su maquinaria e instalaciones eléctricas, así como realizar mantenimientos periódicos y oportunos. De lo contrario, no solo se puede interrumpir el servicio, sino que también es posible que se deban asumir mayores costos, pues los equipos obsoletos consumen más energía.

  2. Emplear la energía eléctrica en las condiciones establecidas en el contrato firmado con el proveedor, lo que incluye hacer uso del servicio en el inmueble y bajo las características específicas pactadas. Cualquier cambio en ese sentido debe ser comunicado a proveedor. 

  3. Reportar al proveedor cualquier daño en las instalaciones eléctricas. Las averías no solo pueden ser perjudiciales para la salud de los empleados, la infraestructura de la empresa y el entorno, sino que se traducen en mayores consumos del recurso energético, lo que se refleja en costos elevados y menores resultados en sostenibilidad ambiental.  

Respecto al uso de la energía, en Colombia hay incentivos económicos y tributarios que pueden aprovechar las empresas que desarrollen proyectos de energías renovables no convencionales. Estos están contemplados en la Ley 1715 del 13 de mayo de 2014.

Si bien para ellos se requiere capex o inversión de capital, esta se compensa con el ahorro logrado gracias al cambio tecnológico. Entre los beneficios están la deducción del 50 % del costo en el impuesto sobre la renta, la exclusión de IVA, exención en gravámenes arancelarios y la depreciación acelerada de activos. 

De acuerdo con Bedoya, a estos beneficios también pueden acceder quienes desarrollen otro tipo de proyectos encaminados a lograr un uso eficiente de la energía como los relativos a:

Aire acondicionado.

 

Refrigeración.

 

Pinturas térmicas

 

Iluminación inteligente

 

Cambio de fachadas o techos

 

Cambio de fuerza motriz o maquinaria

 

Aprovechamiento de calor residual

 

Gestión de residuos

 

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Agua: recurso indispensable para la eficiencia energética

La matriz energética en Colombia está compuesta en un 68.3 % por energía hidráulica. Como la disponibilidad del agua se ve afectada por fenómenos meteorológicos y el cambio climático, las empresas deben ser conscientes de la importancia de implementar tecnologías para lograr ahorros de este recurso en los procesos productivos. Por esta razón, se aconseja acudir primero a la autoridad ambiental para, a partir de su direccionamiento, buscar eficiencias. 

La socia fundadora de AmbientalMente explica que, por ejemplo, una empresa que toma agua de una quebrada o pozo subterráneo debe tramitar una concesión de aguas o solicitar permiso para usar la fuente hídrica. Pero ese privilegio no viene solo, la organización se ve obligada a desarrollar un plan de ahorro y uso eficiente del líquido, normalmente a cinco años. De esta forma se protegen tanto el recurso hídrico como la sostenibilidad del negocio. 

En cuanto a las aguas residuales, también existen normas que determinan cómo debe ser la calidad del agua que se arroja al alcantarillado público, según el sector económico, en términos de pH, temperatura, color y componentes sólidos. Entidades como las Cámaras de Comercio y las corporaciones de desarrollo regionales son aliados a quienes las compañías pueden acudir para encontrar la mejor forma de implementar esas leyes y evitar riesgos legales, financieros, penales y reputacionales. 

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Economía circular para la gestión de residuos

Cuando los residuos que se generan son diferentes al agua, también se deben implementar estrategias porque pueden ser una fuente de generación y eficiencia energética. Un ejemplo de ello es el bagazo, residuo de la caña de azúcar, que se usa como combustible para calderas. De esta forma, los ingenios no solo producen la energía que consumen, sino que son cogeneradores: aportan a la red de energía nacional. 

Por otro lado, ser conscientes de dónde provienen sus materias primas o empaques ayuda a las compañías a generar menos residuos, reducir gastos y mejorar su rentabilidad. Estas prácticas, que se enmarcan en la economía circular, parten de preguntarse qué residuo puede convertirse en materia prima para crear un producto distinto. En la medida en que se es más responsable con la separación desde la fuente, se evita que los rellenos se saturen. En Colombia existen empresas que: 

  • Toman la tierra que resulta de las excavaciones en la construcción y la transforman en bloques de concreto.
  • Usan el plástico que se usa en el cultivo del banano o las botellas para hacer fibras textiles, mallas, geomembranas, polisombras, mangueras, baldes o protectores para carga.
  • Convierten los residuos orgánicos en abono, en el caso de los negocios del sector de restauración, como restaurantes o cajas de compensación familiar.

 

“Para que cada vez más empresas logren su propia sostenibilidad por la vía ambiental se requiere voluntad y ganas de lograr una transformación”, concluye Bedoya. Los empresarios que se animen a ser parte de esta revolución pueden acceder a las alternativas de financiamiento sostenible de Bancolombia.

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