Hacia una educación de calidad

El cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) se refiere a la educación como un elemento clave para mejorar la vida de las personas y fortalecer el desarrollo sostenible. América Latina y Colombia le apuestan a su consecución por medio de acciones concretas, conócelas aquí.

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Educación de calidad en Latinoamérica

Aunque la cobertura de la enseñanza primaria ha alcanzado el 91% en los países en desarrollo, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aún falta mucho por lograr:

Por esto, la educación es una prioridad de los gobiernos latinoamericanos, especialmente de los que se sumaron al compromiso con los ODS.

Sin embargo, la tarea todavía es larga. De acuerdo con Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), “si no hay mayor igualdad va a ser muy difícil alcanzar las metas de pobreza”. Así lo dejó claro el pasado abril cuando presentó un informe sobre cómo va Latinoamérica en su carrera por cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

“El reto para 2030 es ampliar la cobertura en educación superior en Colombia al 80% a través de diversos programas”. Documento CONPES 3918 con las metas trazadas por el Gobierno colombiano.

Avances para lograr el ODS No. 4

¿Qué es lo que ha hecho Latinoamérica a la fecha para considerar que en su territorio se han generado avances que promueven la educación de calidad?

Metas y desafíos para que exista educación de calidad en Latinoamérica

Como ocurre con otros ODS, el número cuatro continúa planteando retos a los países interesados en hacer de la educación un verdadero derecho universal. En este sentido, el “Informe de avance cuatrienal sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe” de la CEPAL, aclara que estos son:

• Ampliar la oferta educativa en el nivel preescolar, clave para el desarrollo intelectual de las personas, pero también para otros aspectos que se potencian en esa edad como el de la nutrición y la socialización. Igualmente, se requiere garantizar el acceso a la educación temprana, ya que contribuye a reducir la desigualdad y ayuda a evitar la deserción.
  
  En este segmento, es necesario reforzar los programas de apoyo a los padres de familia, pues si bien existen, son escasos y no cubren al total de la población que los demanda.
• Incorporar a grupos excluidos es clave en la educación primaria. Esto requiere de inversiones en varios frentes con el fin de garantizar a las personas no solo el acceso a los servicios educativos sino, por ejemplo, la forma de llegar hasta el lugar donde los recibirán.
• Reducir las brechas de acceso y garantizar la calidad en la educación secundaria. La calidad debe orientarse a formar a los estudiantes en competencias que cada vez se ajusten más a lo que demanda el mercado laboral. Paralelamente, es necesario evitar la deserción que hoy corre por cuenta, en mayor medida, de los hombres. Ellos abandonan la escuela, en términos generales, para vincularse laboralmente, mientras que las mujeres lo hacen motivadas por las exigencias del trabajo doméstico.
• En la formación técnica y profesional es clave vincular los contenidos que se imparten con las necesidades del sector productivo no solo en el aula sino por medio de prácticas profesionales y, en la educación superior, superar las brechas de acceso.

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Colombia trabaja por la educación de calidad

Colombia, como país que se comprometió con los ODS, dejó consignadas en el CONPES 3918 sus metas para cumplirlos. En términos de educación de calidad, se propuso “ampliar el número de jóvenes con formación técnica, tecnológica y universitaria”. El reto para 2030 es ampliar la cobertura en educación superior al 80% a través de diversos programas.

Por otra parte, el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 “Pacto por Colombia, pacto por la equidad”, que rige el destino del país para los próximos años, fue elaborado con base en los ODS y las brechas que se deben cerrar en el país para garantizar el bienestar para todos. Según Rafael Puyana, subdirector general sectorial del Departamento Nacional de Planeación, el plan incluye una hoja de ruta para mejorar desde la educación para la primera infancia hasta la educación superior.

La jornada única es esencial porque permite llenar un vacío que existe en los hogares vulnerables. Hoy, en el sistema oficial, solo tenemos 900.000 niños en esta jornada, el resto estudian por la mañana o por la tarde y esto significa que no tienen suficiente tiempo para acceder a competencias que se requieren como las relacionadas con habilidades digitales. Si podemos contar con la jornada única para familiarizar a los estudiantes con temas como la programación, cerraríamos brechas con respecto a niños privilegiados que sí tienen acceso a ese conocimiento, dice Puyana.

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