Las condiciones regulatorias y la desconfianza en las transacciones en línea son algunos retos que enfrenta nuestro país para aprovechar las ventajas de la internacionalización. Conoce aquí como el comercio electrónico puede convertirse en un trampolín hacia el mercado internacional.
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Aunque desde 1999 existen regulaciones colombianas sobre el comercio electrónico, esta actividad empezó a dinamizarse solo en la última década y se disparó en los últimos dos años.
Según la Cámara Colombiana del Comercio Electrónico (CCCE), en 2012 solo el 2.2% de los ciudadanos desarrollaba actividades de compra y venta en Internet, pero en 2018 aumentó al 8%.
Si bien esa cifra deja a Colombia por encima de algunos países andinos y de México, aún es muy baja en comparación con las naciones que forman parte de la OCDE – Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, cuyo índice de comercio electrónico es del 61% o el Reino Unido, que comanda las transacciones en el mundo con el 75%.
Sumado a eso, sólo el 14% de los colombianos hace compras en línea en el exterior, mientras que el 86% se concentra en el mercado nacional. A nivel internacional el comercio electrónico crece un 30% por encima de las ventas tradicionales, pero aún se queda corto en los procesos de internacionalización en Colombia tanto en la importación como en la exportación.
De acuerdo con el Observatorio de Comercio Electrónico, las ventas en línea se destinan en un 98% a compradores colombianos, en cambio, solo un 2% se dirige a un cliente internacional. Lo que indica que hay un potencial por explorar las ventas internacionales a través de las herramientas digitales.
Oportunidad para internacionalizar tu pyme
Para Álvaro Andrés Morales Montenegro, gerente de Análisis Económico de la CCCE, el comercio electrónico reduce las barreras para ingresar a los mercados internacionales porque el crecimiento de las plataformas digitales, la bancarización y el acceso a internet han facilitado la exhibición de la oferta exportable colombiana.
Así es que se abre campo el comercio electrónico transfronterizo en el que, según Morales, “lo más importante es la reducción de los intermediarios, porque aumenta los ingresos de las empresas que están en el primer eslabón de la cadena y reduce los precios que deben pagar las últimas compañías del eslabón”, es decir, las productoras pueden contactarse directamente con una importadora que va a comercializar o hasta con el consumidor final en otro país.
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Para esto se han creado diferentes plataformas que facilitan toda una cadena de entrega para una pyme que aún no exporta o que está en proceso para hacerlo. Estas permiten conocer el valor de los impuestos a cargo, los costos de envío y las compañías que pueden hacer las entregas al cliente. Ejemplos de ello hoy en el mundo son Alibaba, Amazon, Connect Americas o Bizbilla, entre otras.
En la venta directa a un consumidor final (también llamado B2C -Business-to-consumer-), la ventaja es que como se despachan pequeñas cantidades se puede enviar por mensajería express al mercado internacional. Para ello, la CCCE señala que hay cinco aspectos fundamentales para desarrollar con éxito actividades de comercio electrónico:
- Analizar y entender el mercado potencial.
- Evaluar casos de éxitos de otras empresas en diferentes sectores.
- Elegir un proveedor tecnológico que ofrezca pasarelas de pagos, con todas las opciones para comprar y hacer una transacción de manera segura.
- Diseñar e implementar una estrategia de marketing digital.
- Gestionar el plan de marketing digital, analizar las métricas y tomar acciones para mejorar los resultados
Ventajas arancelarias en el comercio electrónico
El comercio electrónico transfronterizo tiene ventajas arancelarias en algunos países, denominadas minimís, que establecen topes máximos para hacer compras internacionales sin necesidad de hacer el proceso aduanero o pagar aranceles. En Estados Unidos las compras con este beneficio tienen un tope de USD 800 y en China de USD 750, con un límite anual de USD 3.800.
Según el directivo de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, “en ese caso no hay costos aduaneros, se puede competir con las empresas locales y se utilizan servicios de mensajería express o de logística especializada en comercio electrónico para que el producto compita con los tiempos de entrega que ofrecen las grandes plataformas”.
En Colombia se mantienen los topes arancelarios vigentes para una importación tradicional. Para que se exima del cumplimiento de esos procesos o del pago del impuesto, la compra en el exterior no debe superar los USD 200. Lo que deja un rango de maniobra corto para que los empresarios también puedan obtener insumos y otros bienes de manera ágil.
Actualmente la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico trabaja en una nueva plataforma de pagos y un sello de confianza que estaría listo el próximo año; éste permitiría delimitar los sitios web y empresas que puedan brindar garantías de seguridad tanto al comprador como al vendedor en las transacciones de comercio electrónico.
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