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Wendy Márquez

Wendy Marquez
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Wendy Márquez:
la vida como un viaje vertical

Su corta edad no fue impedimento para recibir una oportunidad laboral en Banco Agrícola, filial de Bancolombia en El Salvador, y tampoco para que Wendy supiera aprovecharla al máximo. Empezó en la caja. 27 años después, tras una exitosa carrera, es jefe de mercadeo de Pagos, Empresas y Pymes en la Dirección de mercadeo, reputación y sostenibilidad.


La primera vez que Wendy Márquez entró a un banco, lo hizo tomada de la mano de su madre, que solía llevarla a cambiar los cheques de su salario. Era apenas un sueño de niña, pero Wendy vio los computadores como máquinas del futuro y el contacto con los clientes como una forma de vida. Más adelante, durante los últimos años del colegio, cursando una especialización en computación. Gracias a sus calificaciones fue seleccionada por el principal de la institución, presentándose a las pruebas de ingreso vestida con su uniforme escolar para  trabajar en Banco Agrícola, hoy una filial del Grupo Bancolombia en El Salvador. Era todavía menor de edad. Su padre, en representación suya, tuvo que firmar la documentación para tener Identificación Tributaria y poder firmar contrato, con la promesa que no dejaría de estudiar. 

En la primera semana sus superiores la enviaron directamente a la trinchera, como ahora llama al oficio de caja: la línea de frente de la institución, donde tenía que atender en vivo a toda suerte de clientes. Entre tanto, se graduó del colegio y entró a estudiar Mercadeo en la universidad, por lo cual tuvo que manejar su vida entre ambos mundos con la destreza de una equilibrista. Pero de una muy hábil. 

Para el momento en que terminó la carrera, ya había dado saltos en ascenso, trabajando como asesora, atendiendo operaciones de clientes  corporativos, incursionando en la sección de inversiones. El mismo día en que defendió su tesis, recibió una oferta en el área de comunicaciones del banco. 
 
Desde que comenzó han pasado 27 años, más de la mitad de su vida. Durante este tiempo se casó, obtuvo su título, un MBA, y fue madre dos veces. Hoy no hace falta que sus hijas la acompañen a cambiar sus cheques, pero ella misma ve cómo el mundo que les presenta empieza a ejercer fascinación sobre ellas. La mayor vive encantada con la vocación del arte y las comunicaciones. La menor, que no hace mucho aprendió a leer, identifica a la perfección el menor cambio en las vallas o publicidad que el banco tiene desplegadas por la ciudad o en la web. Su larga y vertical travesía por la institución la llevó como jefe de mercadeo y desde esa altura ve cómo todas las escalas han sumado para desenvolverse como lo hace: conociendo la organización desde sus entrañas, las necesidades de cada área y los engranajes que le permiten al banco cumplir los sueños de tantas personas. Comenzando por los suyos.

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