Sol, viento y agua
Tendencias18-10-2017
Según los expertos, las energías de fuentes renovables representan una gran oportunidad para los inversores en América latina.
Las compras y adquisiciones en el sector de las energías renovables se duplicaron en América latina durante 2015. Ninguna otra región en el mundo experimentó un ritmo de crecimiento semejante, según datos recogidos por PricewaterhouseCoopers (PWC) en su informe “Power & Renewables Deals 2016 Outlook and 2015 Review”, publicado a finales del mes de febrero de 2016. En concreto, el estudio señala que los acuerdos alcanzados en Latinoamérica en este sector durante el ejercicio pasado ascendieron a US$ 7.600 millones, lo que supone un aumento de US$ 2.700 millones en comparación con 2014. La cifra total de fusiones y adquisiciones subió un 56%, hasta los US$ 12.400 millones, solo por detrás del monto registrado en la región de Asia y Pacífico.
Según PWC, el crecimiento experimentado en LATAM es un reflejo del aumento de la demanda de la energía, especialmente de la proveniente de fuentes limpias, debido a que los países tratan de reducir sus emisiones de dióxido de carbono y, a la vez, generan energía suficiente para cubrir el crecimiento de sus economías. La consultora asegura que el interés por la región es cada vez mayor entre las multinacionales por la perspectiva de falta de suministro de energía en el largo plazo, y sobre todo porque muchos gobiernos ofrecen modelos de bajo riesgo de los contratos para los inversores.
Las principales transacciones llevadas a cabo en 2015 fueron la concesión a China Three Gorges Corporation de la gestión de las plantas hidroeléctricas de Ilha Solteira y Jupiá, en Brasil, por US$ 3.700 millones, y la adquisición que hizo Sempra Energy de la parte que no controlaba del joint venture Gasoductos de Chihuahua, en México, por US$ 1.500 millones.
Oportunidades para la inversión privada
Los expertos coinciden en señalar que LATAM ofrece muchas posibilidades de negocio para las empresas especializadas en energías limpias. “La región posee enormes recursos naturales y, por lo tanto, desde el punto de vista de la viabilidad, existen zonas muy interesantes para explotarlos con el ánimo de generar energía renovable”, opina Alberto Conde Mellado, profesor asociado de TECNUN-Escuela Superior de Ingenieros de San Sebastián, perteneciente la Universidad de Navarra, y CEO de la empresa NEM Solutions, especializada en energía eólica. Por su parte, Daniel Hugo Bouille, investigador y presidente ejecutivo de la Fundación Bariloche —institución privada y sin fines de lucro, dedicada a la investigación de diferentes ramas científicas, entre ellas el medio ambiente y la energía—, destaca que están surgiendo muchas oportunidades para el capital privado, habida cuenta de que varios países están planteando la modificación de la estructura de su matriz energética, con el propósito de dar un mayor papel a las renovables.
The International Renewable Energy Agency (IRENA), una organización intergubernamental que alienta la adopción generalizada y el uso de todas las formas de energía renovable, asegura en su último informe sobre políticas energéticas en América latina que las energías renovables están experimentando un rápido crecimiento en la región.
“Los altos precios de la electricidad, la creciente demanda, los problemas de seguridad energética y, en algunos casos, el potencial para la exportación, proporcionan un terreno fértil para el despliegue de tecnologías de energía renovable, hecho que se ve potenciado por los recientes descensos en algunos costos tecnológicos y el aumento de la competitividad. Asimismo, la región cuenta con un largo historial de desarrollo de la energía hidroeléctrica. Todo esto se ha traducido en numerosas políticas y leyes destinadas a fomentar las energías renovables”, explica el informe. Y añade que casi todos los países latinoamericanos han establecido objetivos en materia de energía renovable, y que la mayoría han promulgado leyes en este ámbito. IRENA destaca, además, que en el sector eléctrico los mecanismos políticos más habituales para la promoción de las energías renovables son las subastas y los incentivos fiscales. “Se han identificado diseños innovadores, en particular los que combinan las subastas con otros mecanismos de regulación”, concluye.
Silvia Palma-Rojas, investigadora de la Universidad de Brasilia y consultora internacional en diversos proyectos públicos y privados, comenta que la región ofrece grandes oportunidades de negocio por tres motivos: la disponibilidad de recursos naturales, la firma por parte de los países de compromisos internacionales de reducción de emisiones contaminantes y la alta dependencia de fuentes de energía fósiles importadas.
“América latina y el Caribe poseen abundancia de recursos naturales y condiciones positivas para la generación de energías renovables, como sol y cielos despejados durante casi todo el año, zonas con buenos vientos, recursos híbridos y geotérmicos, y suelos fértiles para la agricultura”, apunta Palma-Rojas. Al mismo tiempo, subraya que en los últimos meses, 31 países de Latinoamérica y el Caribe se comprometieron oficialmente a colaborar con la comunidad internacional para reducir las emisiones y luchar contra el cambio climático para el período posterior a 2020. Y agrega que en todas las propuestas de contribución presentadas se incluyó el uso de recursos renovables como acción para reducir sus emisiones.
“Ese paso abre las puertas para la investigación y el desarrollo de proyectos en energías renovables y, consecuentemente, genera potenciales negocios para las empresas especializadas en el sector”, dice Palma-Rojas. En su opinión, los gobiernos se encuentran ante “una oportunidad para introducir nuevas alternativas en el mix energético y ofrecer fuentes energéticas domésticas, seguras, amigables con el medio ambiente y la salud humana, y accesibles al consumidor”.
Los mercados más atractivos
El último informe Climascopio, correspondiente al año 2015, señala que del total de los 352 GW instalados en América latina y el Caribe, el 11% corresponden a energías limpias, como biomasa, eólica, solar y geotérmica. Si se incluyen las grandes centrales hidroeléctricas en la ecuación, más de la mitad (56%) de la matriz del área corresponde a fuentes de generación de energía eléctrica libre de emisiones de C02.
Climascopio es una iniciativa para evaluar las inversiones de 55 países de LATAM, África y Asia relacionadas con el cambio climático y su capacidad de atraer capital para fuentes de energía ecológicas y de reducidas emisiones de dióxido de carbono. En el proyecto colaboran el Fondo Multilateral de Inversiones del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo, Bloomberg New Energy Finance, el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
Según el estudio, a finales de 2011, América latina contaba con una capacidad instalada de energía limpia de 23 GW (sin incluir las grandes centrales hidroeléctricas), proveniente de pequeños proyectos hidroeléctricos y de biomasa. Al cierre del año 2014, esa cifra se había casi duplicado a 39 GW, incluyendo una mayor proporción de fuentes como la eólica y la solar. Los países que presentan los principales focos de crecimiento de las renovables son Brasil, Chile y, cada vez más, México.
Brasil ha sido líder regional en el desarrollo de energías limpias en los últimos años y, a pesar de que el país está inmerso en un ambiente de fuertes desafíos económicos y políticos, el sector siguió creciendo durante 2015 gracias, en gran parte, a la ventaja competitiva que otorgaba a las empresas extranjeras la fuerte devaluación que sufrió la moneda local. Chile se ha convertido en un líder en energía solar. Y México, por su parte, a partir de las recientes reformas en su mercado energético que abrieron el sector eléctrico a la inversión privada, se ha transformado en un importante punto de interés global. La compañía española Iberdrola, por ejemplo, ha señalado al mercado mexicano como uno de sus principales objetivos internacionales para impulsar su crecimiento en los próximos años.
Conde Mellado asegura que “a lo largo de Latinoamérica hay muchos lugares con grandes opciones para la energía eólica: desde Centroamérica hasta Chile y la Argentina”. Y añade que “por el hecho de contar con grandes recursos eólicos, equivalentes a muchas horas de energía, la inversión puede tener un retorno más alto y rápido, lo que está generando interés entre los operadores e inversores”. Palma-Rojas cree que las oportunidades de la región para los inversores internacionales son variadas. En términos de energía solar destaca “las favorables condiciones de irradiación durante el año y los cielos despejados”; en cuanto a los combustibles renovables y biocombustibles, subraya su gran potencial por “la importancia en América latina de los sectores agrícola y forestal, generadores de muchos residuos”; y en lo concerniente al biogás y biometano, cree que ofrece grandes perspectivas “debido al peso del sector agropecuario y su necesidad de manejar los rellenos sanitarios o vertederos”.
Problemas y dificultades
A pesar del desarrollo experimentado por el sector de las energías limpias en la región, los expertos todavía señalan la necesidad de mejorar algunos aspectos para mantener el crecimiento y atraer más inversión privada, tanto nacional como internacional. Bouille opina que los principales obstáculos para los inversores son “la falta de marcos legales y regulatorios adecuados, los bajos precios de las fuentes de energías fósiles y la dificultad de integración de una fuente intermitente a los sistemas eléctricos”. El presidente ejecutivo de la Fundación Bariloche hace referencia a la cotización del petróleo y el gas natural, dado que los precios mayoristas de la electricidad tienen una fuerte correlación con los de los combustibles fósiles. De hecho, las plantas de producción energética que utilizan ese tipo de fuentes son, por lo general, las más caras. Según Climascopio, la caída de la cotización del barril de crudo podría impactar en los proyectos comerciales de energía limpia, por cuanto se basan en los altos precios de los mercados mayoristas de electricidad para lograr el retorno de las inversiones.
Palma-Rojas también coincide en que algunos de los principales problemas para las empresas que quieran operar en Latinoamérica son “la falta de un marco político y legal sólido para la introducción y el uso de energías renovables, y la ausencia de sistemas eléctricos flexibles, confiables, seguros y accesibles para la introducción de fuentes variables, como la solar y la eólica”. Al mismo tiempo, menciona otra serie de inconvenientes: “Falta de infraestructura e incentivos económicos; restricciones en el sistema de transmisión y distribución; falta de planeamiento común en muchos de los países de la región; y no preparar al mercado para la competencia leal entre fuentes energéticas, tanto en el sector de energía eléctrica como en el de transporte”.
Según Conde Mellado, la financiación siempre puede ser un obstáculo para los inversores. No obstante, considera que no es un problema atribuible únicamente a la región en la que se ejecuta la inversión. “La mano de obra calificada para la operación y el mantenimiento de los activos renovables también es un aspecto crucial, aunque Latinoamérica siempre se ha considerado un gran actor en el ámbito de la manutención”, apunta. “En el rubro eólico, por ejemplo, la colateralidad de otras industrias puede ser clave, y a medida que se desarrollen más inversiones será más fácil contar con grúas idóneas para el montaje y mantenimiento de aerogeneradores, así como para la logística de grandes piezas”.
De cara al futuro
El informe de PWC prevé que la velocidad de crecimiento del sector en América latina continuará, especialmente impulsada por Brasil, México y Chile. Los expertos respaldan esta visión de cara a los próximos años, aunque con diferentes matices. Para Bouille, por ejemplo, “no pueden esperarse saltos tan fuertes como los que se dieron entre 2014 y 2015”.
Conde Mellado, por su parte, cree que la importancia de este sector y su desarrollo en la región va más allá de las cifras de grandes operaciones como las registradas en el informe de PWC. “Se vive un momento de gran atracción —sostiene—, pero no me ceñiría únicamente al aumento de las inversiones de capital. Pienso, además, en el negocio recurrente que generará en la zona el mantenimiento y la explotación de todos los activos puestos en operación durante estos años. Latinoamérica puede ser un polo renovable de gran interés mundial”, concluye.
Reproducido de Knowledge@Wharton, publicación de la Wharton Business School de la Universidad Pennsylvania, con la correspondiente autorización.
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