PorJacques Bughim, Michael Chui y James Manyika WOBI
Oportunidades y desafíos que cualquier hombre de negocios necesita conocer, sobre el potencial uso de la IoT en las empresas.
A medida que la Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) fue captando la atención de la gente en estos años, la realidad es que también ha cautivado a los ejecutivos. Cuando los activos físicos, equipados con sensores, proporcionan a un sistema de información la capacidad de capturar, comunicar y procesar los datos —y, de algún modo, incluso también de colaborar—, están creando oportunidades que cambian las reglas del juego, porque la eficiencia en la producción, la distribución y la innovación se benefician enormemente. Si bien la adopción por parte de los consumidores de rastreadores de estado físico o electrodomésticos conectados es lo que mayor furor genera en los medios, el verdadero diamante en bruto de la IoT reside en el potencial de uso para las empresas.
Las oportunidades podrían agruparse en tres conjuntos: expansión de los pools de valor en los mercados B2B globales, nuevos impulsores de la excelencia operacional y posibilidad de modelos de negocio innovadores. Al mismo tiempo, los ejecutivos tendrán que enfrentar tres conjuntos de desafíos: posibles deficiencias en la alineación organizacional, obstáculos en la interoperabilidad tecnológica y las herramientas analíticas, e intensificación de riesgos en la seguridad cibernética.
Las oportunidades florecen...
El impacto de la IoT ya está expandiéndose más allá de sus primeras y más visibles aplicaciones. Todavía existe, sin embargo, mucho potencial por explotar.
Crear valor B2B global
Para hacer más entendible la IoT, la cobertura de la prensa se ha focalizado a menudo en las aplicaciones de consumo, como los dispositivos de salud y estado físico que las personas pueden llevar puestos, o los productos de automatización que dan origen a las viviendas inteligentes. Pero el hecho de que efectivamente haya considerable valor en esas áreas, no debería distraer a los ejecutivos de otro dato clave: las aplicaciones B2B podrían llegar a representar casi el 70 por ciento del valor que aportará la IoT durante la próxima década, en campos como fábricas, agricultura, atención de la salud, obras de infraestructura, minería, gas y petróleo, construcción, y finalmente en las oficinas.
Aunque el impacto económico será mayor en las economías avanzadas durante los próximos 10 años, dada la posibilidad de mayores ahorros en los costos y tasas de adopción superiores (ver Gráfico 1), los mercados emergentes, con economías intensivas en manufacturas, serán las áreas principales para la adopción de la IoT. Se estima que un 38 por ciento del valor total de la IoT en el mundo será generado en las economías en desarrollo y, con el tiempo, la cantidad de implementaciones en esos mercados podría superar a la de las naciones desarrolladas. China, por ejemplo, con su inmensa y creciente base industrial y manufacturera, reúne las condiciones para cosechar los mayores beneficios; no solo en la fabricación, sino también en la distribución de productos. Además, las economías en desarrollo podrían superar al mundo desarrollado en algunas aplicaciones de IoT, porque poseen menos tecnologías antiguas para reemplazar.
Optimizar las operaciones
La inversión en hardware para la IoT —desde sensores incorporados a equipos y productos de fabricación, hasta ítems rotulados electrónicamente a lo largo de la cadena de abastecimiento— es solo el punto de partida en la ecuación de valor. Los mayores beneficios competitivos se obtienen cuando los datos de la IoT sirven para tomar decisiones sustentadas por información, y la mayor parte del nuevo valor de negocios provendrá de la optimización de las operaciones. En las fábricas, por ejemplo, los sensores volverán más eficientes los procesos, al brindar un flujo constante de datos para optimizar los turnos de trabajo y la dotación de personal:
Los datos de sensores para prever el desgaste de un equipo pueden recortar los costos de mantenimiento hasta en un 40 por ciento, y reducir a la mitad los períodos de inactividad no planificados.
La gestión de inventarios también podría cambiar de manera radical. El proveedor de autopartes Wurth USA ha instalado, en todas sus líneas de producción, cámaras que miden la cantidad de componentes que hay en los iBins (contenedores inteligentes), y un sistema de gestión de inventario realiza pedidos de forma automática para reponer lo que falta.
En la minería, los vehículos autónomos prometen aumentar la productividad un 25 por ciento, y la producción un 5 por ciento o más. También podrían recortar en un 20 por ciento los costos de salud y seguridad del personal, al reducir la cantidad de accidentes en el lugar de trabajo.
A pesar de su valor, en muchos sectores todavía se ignora la mayoría de los datos generados por los sensores de IoT. En la industria de la exploración de petróleo, una de las primeras adoptantes, sólo se utiliza el 1 por ciento de los datos provenientes de los 30.000 sensores de una plataforma petrolera típica. Y ni siquiera esta mínima fracción de datos es aprovechada para la optimización, predicción y toma de decisiones basadas en datos, lo cual podría generar un enorme valor incremental.
Idear modelos de negocios innovadores
La IoT también puede estimular la creación de nuevos modelos de negocios, capaces de cambiar la dinámica competitiva dentro de las industrias. Los datos y la conectividad de la IoT pueden servir, por ejemplo, para que una compañía pase de vender bienes a proveer servicios. Los pioneros de esta tendencia fueron los fabricantes de motores jet, que cambiaron su modelo de negocio y optaron por ofrecer servicios de propulsión y auxiliares, en lugar de despachar equipos físicos. El transporte como servicio, facilitado por las aplicaciones y los dispositivos de geolocalización, está ganándole terreno tanto a la venta de vehículos como a la distribución tradicional. Las empresas de impresoras láser con capacidades de IoT, por su parte, están mutando de fabricantes de productos a robustos negocios de servicios.
¿Cómo es esto posible? En primer lugar, la capacidad de rastrear cómo y cuándo se utilizan los activos físicos permite a los proveedores fijar un precio y cobrar por el uso. En segundo lugar, los datos combinados de los activos conectados ayudan a los proveedores a operar el equipo con mayor eficiencia que si lo hicieran los clientes, porque estos últimos solo tendrían una visión limitada de su propio equipo si lo compraran y ejecutaran por sí solos. Además, el análisis de los datos provistos por la IoT puede facilitar el mantenimiento predictivo basado en las condiciones, y esto reduce al mínimo los tiempos de inactividad no planificados.
Este viraje en los modelos de negocios requerirá que las compañías de productos desarrollen y tonifiquen sus músculos de servicios. Cuando el desarrollo de productos se convierte en desarrollo de servicios, el valor se crea en conjunto con los clientes. Ya no bastará con focalizarse en las características del producto por las que los clientes pagarán más. Los desarrolladores necesitarán comprender los resultados de negocios que buscan sus clientes, y aprender a modelar las ofertas que faciliten esos resultados de manera más efectiva. Los prestadores de servicios también tendrán que asumir funciones de planificación de capacidades, que incluyen la planificación para el uso máximo y la utilización de datos de la IoT para pronosticar la demanda.
... pero los desafíos continúan
Al igual que con cualquier cambio tecnológico de envergadura, entender el potencial de la IoT requerirá una significativa atención de los ejecutivos no sólo a los nuevos imperativos técnicos, sino también a las cuestiones organizacionales.
Alinear a la compañía
La IoT desafiará a las áreas funcionales tradicionales de cualquier empresa, a medida que la tecnología de la información se incorpore por completo a los activos, inventarios y operaciones. Un punto central será la función del departamento de IT, porque la IoT le exigirá que asuma un rol transformador, que irá más allá de las computadoras, las redes, los dispositivos móviles y los centros de datos.
En el mundo minorista, por ejemplo, una de las mayores fuentes de valor podría provenir del aumento de ventas que se estima producirán las ofertas personalizadas y en tiempo real dentro de la tienda. Esto requerirá la integración de datos de distintas fuentes: desde la ubicación en tiempo real —el lugar donde se detiene el cliente en un local—, que podría vincularse con la información provista por los sensores del edificio y el historial de búsqueda online del comprador, hasta los datos provistos por las etiquetas de los artículos en exhibición, que le dicen al cliente que avance por un determinado pasillo, donde podría utilizar un cupón instantáneo enviado a un teléfono para comprar un producto que previamente visualizó en Internet.
En síntesis, habrá una convergencia de la tecnología de la información y la tecnología de las operaciones, tanto desde el punto de vista técnico como en los indicadores de éxito. Como resultado, las compañías deberán alinear de manera estrecha a los líderes de los departamentos de IT y de Operaciones, que tradicionalmente actuaron de manera independiente y, a menudo, alejados entre sí.
Los directores de Finanzas, de Marketing y de Operaciones, así como los líderes de las unidades de negocios, tendrán que estar dispuestos a conectar sus sistemas. Las empresas podrían tener que capacitar a los empleados para que adquieran nuevas habilidades, de modo que la organización se vuelva más orientada a datos. Los expertos en herramientas analíticas deberán conectarse con los ejecutivos que toman decisiones y con los gerentes de primera línea, para optimizar los insights provenientes de los nuevos datos. En algunos casos serán los algoritmos los que tomen las decisiones. Cuando las compañías necesiten acción en tiempo real y a gran escala —como la optimización del control de los equipos en toda una fábrica—, los sistemas de IoT decidirán de manera automática. Los gerentes controlarán los indicadores y definirán las políticas.
Superar los obstáculos de la interoperabilidad
Para una efectiva integración de datos, los diferentes sistemas de IoT han de comunicarse entre sí (ver Gráfico 2), pero esto ocurre muy poco en la actualidad. Por ejemplo, en una plataforma petrolera offshore, las bombas y otros componentes clave suelen estar instalados como dispositivos conectados, pero de un modo limitado, porque se conectan de manera individual con sus respectivos fabricantes, que son los que monitorean y controlan las máquinas y pueden optimizar su mantenimiento y desempeño individual. Sin embargo, es vital combinar los datos de los múltiples componentes y sistemas para poder identificar la mayoría de los problemas de rendimiento predecibles que surgen en las operaciones diarias de la plataforma, incluidos los que podrían influir en los volúmenes totales de producción de petróleo.
Muchas compañías grandes tendrán el poder de mercado suficiente para requerir que sus proveedores de IoT posean sistemas interoperables, lo cual creará nuevas oportunidades para las empresas que sean capaces de integrar los datos que llegan desde diversas fuentes.
Hacer frente a los imperativos de seguridad
La IoT plantea no solo los riesgos cibernéticos normales, asociados a un mayor uso de los datos, sino también los peligros mucho más serios de violaciones, a medida que las organizaciones se conectan con millones de sensores y dispositivos de comunicación incorporados. Cada uno representa un punto de entrada potencial de hackers malintencionados, y su irrupción en el sistema podría ocasionar un daño capaz de, literalmente, amenazar vidas humanas, por ejemplo si se produce una interrupción en el sistema de control de las máquinas de una plataforma petrolera o de un hospital.
Más allá de confiar en las capacidades de los proveedores para mitigar algunos de estos riesgos, las compañías necesitarán incorporar, a las arquitecturas tecnológicas, a los procesos de innovación en el modelo de negocio y a las interacciones con los clientes, aquellos métodos que protejan la información crítica. También deberán adaptar las protecciones de seguridad cibernética a los procesos y los activos de información de cada una de sus unidades de negocios, que en el mundo de la IoT estarán cada vez más conectadas.
La IoT se transformará pronto en un factor competitivo diferenciador, y solo aquellas empresas cuyos líderes adopten enfoques capaces de enfrentar los desafíos y riesgos organizacionales creados por esta expansión del campo digital podrán capturar toda la gama de beneficios que este creciente fenómeno promete.
Jacques Bughim es director de la oficina de McKinsey en Bruselas; Michael Chui es socio del Mckinsey Global Institute, donde James Manyika se desempeña como director.
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