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Plantas de tratamiento de aguas residuales: un sector con potencial de crecimiento en Colombia

Tendencias22-01-2025

Tiempo de lectura: 6 minutos

Por Equipo editorial
Capital Inteligente
Grupo Bancolombia

Imagen de una mujer tomando un vaso de agua potable

Las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) desempeñan un papel crucial en Colombia pues ofrecen soluciones que van más allá del cumplimiento normativo y que aportan beneficios tangibles en términos ambientales, económicos y sociales.

De hecho, en el país se trata poco más del 12 % de las aguas residuales a pesar de contar con una capacidad instalada que alcanzaría el 20 %. Según un estudio de UNICEF, menos de la cuarta parte de los municipios de 21 departamentos analizados cuentan con una planta de tratamiento de aguas residuales.

En el país existen cerca de 730 sistemas instalados en diferentes municipios, pero la necesidad es creciente pues según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), para 2030 la demanda total de agua incrementaría hasta en un 27 %. Por ejemplo, en Colombia, por año se utilizan 16 mil millones de metros cúbicos de agua con fines agrícolas, lo que equivale a más de 4,74 millones de piscinas olímpicas completamente llenas.

Claves e importancia de las PTAR 

Estas son instalaciones diseñadas para depurar las aguas residuales generadas por actividades domésticas, industriales y comerciales, eliminando contaminantes antes de su vertido en cuerpos hídricos. Su implementación refleja el compromiso de las empresas con la protección del medio ambiente y la salud pública, elementos fundamentales de la responsabilidad social corporativa.

Al tratar adecuadamente las aguas residuales, las empresas contribuyen a la preservación de los recursos hídricos, reducen su huella ambiental y demuestran una gestión responsable de los recursos naturales. Este enfoque no solo mejora la imagen corporativa, sino que también fortalece la confianza de los consumidores, inversores y comunidades locales.

En Colombia, la legislación ambiental exige a las empresas el tratamiento adecuado de sus efluentes antes de su descarga en el medio ambiente. La inversión en PTAR permite a las organizaciones cumplir con estas normativas, evitando sanciones económicas y legales que podrían afectar su operación y reputación.

Además, el cumplimiento de las regulaciones ambientales abre oportunidades para acceder a incentivos gubernamentales y certificaciones ambientales, que pueden traducirse en ventajas competitivas en el mercado.

Beneficios de la reutilización del agua en sectores industriales, agrícolas y turísticos

La implementación de PTAR facilita la reutilización del agua tratada en diversos procesos, lo que conlleva múltiples beneficios:

  • Industria: el agua reciclada puede emplearse en procesos de enfriamiento, limpieza y producción, reduciendo la dependencia de fuentes de agua potable y disminuyendo costos operativos.
  • Agricultura: el uso de aguas tratadas para riego contribuye a la sostenibilidad hídrica, especialmente en regiones con escasez de agua, y mejora la productividad agrícola.
  • Turismo: en hoteles y complejos turísticos, el agua reciclada puede utilizarse en sistemas de riego de jardines, limpieza y otras actividades, promoviendo prácticas sostenibles que atraen a turistas conscientes del medio ambiente.

La reutilización del agua no solo optimiza el uso de recursos, sino que también refleja un compromiso con la sostenibilidad, mejorando la percepción pública de la empresa.

Imagen de una planta de tratamiento de aguas residuales

Casos de éxito en la implementación de PTAR en Colombia

Empresas colombianas han liderado iniciativas exitosas en la implementación de PTAR, obteniendo resultados significativos:

  • Empresas Públicas de Medellín (EPM)

    La empresa dispone de plantas de tratamiento de aguas residuales como San Fernando, Aguas Claras y El Retiro que se han convertido en referentes para el país. Así, ha construido más de 3.800 kilómetros de redes de acueducto por toda la ciudad y cerca de 4.600 kilómetros de redes de alcantarillado que conducen las aguas residuales hasta sus plantas de tratamiento.

    La planta San Fernando, localizada en el municipio de Itagüí (Antioquia), entró en operación en su primera fase en mayo del 2000, con capacidad instalada de 1.8 m3/s, aunque hoy se tratan en promedio de 1.6 m3/s. Allí se trata aproximadamente el 20 % de las aguas residuales generadas en el sur del área metropolitana del Valle de Aburrá, provenientes de los municipios de Sabaneta, Envigado, Itagüí, San Antonio de Prado y La Estrella.

    Dicha planta, para su construcción y puesta en operación, tuvo un por valor aproximado de USD130 millones y también fue financiada con un crédito otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID.

    Por su lado, la planta Aguas Claras ha sido destacada por sus tecnologías avanzadas, que la convierten en una de las más modernas de Latinoamérica. Con el sistema de secado térmico para el tratamiento de los biosólidos, se obtienen beneficios ambientales y se alcanza una alta eficiencia en su disposición final.

    Con la entrada en operación de Aguas Claras, unida a la Planta San Fernando, EPM recolecta y trata más del 84 % de las aguas residuales del Valle de Aburrá, evitando que lleguen al río más de 140 toneladas diarias de materia orgánica.

  • Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca

    La Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) lidera la construcción de 11 PTAR en el departamento, con una inversión de $700.000 millones. Estas plantas están destinadas a mejorar la calidad del agua y contribuir al saneamiento de los ríos de la región.

    Entre ellas destaca la PTAR de Buga que demandó una inversión de $114.000 millones, la cual ayudará a descontaminar el río Cauca, que venía recibiendo más de 3.200 toneladas de residuos al año en su paso por el departamento.

    Marco Antonio Suárez, director general de la CVC, destaca al respecto que “hasta hoy, las aguas residuales de 114.000 habitantes, cerca de 40 millones de litros por día, llegaban sin ningún tratamiento al río Cauca en su paso de 400 kilómetros por el Valle. Gracias a esta PTAR se reducirá la contaminación en el río en más de 3.200 toneladas de residuos al año”.

    A las PTAR que ya están en operación en la región (Buga, Zanjón Hondo, Florida, Argelia y Yumbo), se sumarán las de Zarzal, Candelaria y Jamundí, entre otras. En tanto, la de Cañaveralejo se encuentra en ajuste de diseños de segunda fase.

  • Aqualia y PTAR Canoas

    En la capital del país, por su parte, destacan las plantas de tratamiento de aguas residuales Salitre y Canoas. En primer lugar, ubicada en el noroccidente de Bogotá, Salitre trata el agua residual generada por más de dos millones de bogotanos, de hogares, oficinas, colegios y universidades de la ciudad.

    Su expansión fue encargada al consorcio liderado por Aqualia, filial de FCC para la gestión del agua, para el diseño, construcción y operación de la planta depuradora de El Salitre, con la que se trata un caudal superior a los 600.000 metros cúbicos de agua al día (m3/día) y dará servicio a tres millones de personas. 

    Aqualia consolidó su presencia en Colombia en 2020 con dos operaciones que la compañía desarrolló en paralelo y con las que consiguió sus primeras actividades para la gestión del ciclo integral del agua urbana en Latinoamérica. De esta manera, la empresa presta servicio a más de 450.000 ciudadanos de 13 municipios colombianos.

    Por otro lado, la PTAR Canoas es la obra ambiental más importante que se ejecutará en los próximos años en la ciudad pues permitirá el tratamiento del 70 % de las aguas residuales de Bogotá y el 100 % de las aguas residuales del municipio de Soacha.

    Precisamente, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, celebró la decisión del Tribunal Administrativo de Cundinamarca que levanta la medida cautelar sobre esta PTAR y permite avanzar en su proceso de construcción. De hecho, este es considerado el proyecto ambiental más importante del país y beneficiará directamente a más de siete millones de personas.

 

Comillas

“Esta es una decisión histórica porque abre la puerta para que pueda avanzar un proyecto estratégico que necesita Bogotá, que necesita la región, el país, y que tal vez es el más importante en términos ambientales de Latinoamérica”.

Carlos Fernando Galán, alcalde mayor de Bogotá
 

Importancia de invertir en infraestructura de tratamiento de aguas residuales

Ante este panorama en las principales ciudades de Colombia y la creciente demanda de agua, la inversión en infraestructura es una decisión estratégica que ofrece múltiples beneficios:

  • Cumplimiento normativo: garantiza el cumplimiento de las regulaciones ambientales, evitando sanciones y fortaleciendo la licencia social para operar.
  • Eficiencia operativa: la reutilización del agua tratada reduce costos operativos y mejora la eficiencia en el uso de recursos.
  • Reputación corporativa: demuestra un compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social, mejorando la imagen de la empresa ante clientes, inversores y la comunidad.
  • Acceso a mercados: las prácticas sostenibles pueden abrir puertas a nuevos mercados y clientes que valoran la responsabilidad ambiental.

De esta manera, las PTAR son una herramienta esencial para las empresas en Colombia que buscan alinearse con los principios de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa. Su implementación no solo asegura el cumplimiento de las regulaciones ambientales, sino que también ofrece beneficios económicos y reputacionales significativos, posicionando a las organizaciones como líderes en la gestión sostenible de los recursos hídricos.


Fuentes:

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