Infraestructura: esperanza tras la coyuntura

Actualidad economica y sectorial29-05-2020

¿Cómo llegamos hasta acá?

Desde el inicio de la cuarentena en Colombia el 24 de marzo de 2020 pareciera que ha trascurrido una eternidad hasta hoy. Ni el mayor de los pesimistas pudo haberse imaginado que un día, todos los colombianos íbamos a estar aislados en nuestras casas, de manera obligatoria, tratando de frenar la expansión de un virus que, “afortunadamente” para Colombia, ya había mostrado su impacto en otros países, dándonos ventaja para anticiparnos y prepararnos.

Al tomar la decisión de distanciarnos socialmente como medida para frenar el contagio del COVID-19, el Gobierno de manera más directa que indirecta, puso un freno a la economía sin precedentes en nuestra historia. Es difícil encontrar alguna actividad económica que produzca retornos sin contar con la naturaleza humana de seres sociables y compartir espacios. La decisión tomada parece fácil pues antes que la economía está la vida, sin embargo, como algunos lo han mencionado, a través de la economía se logran los medios para vivir. Y es que nunca nos habíamos visto enfrentados a escoger entre economía y salud.

A pesar de las diferencias, especialmente en la magnitud global de esta coyuntura, nuestra mentalidad debe conservarse positiva. En otros tiempos, en otras décadas, también ha habido momentos difíciles, a pesar de que muchos no hubiésemos sido testigos de ello, y los hemos superado como sociedad: quiebra Interbolsa (2012), crisis subprime (2008 – 2009), crisis UPAC (1998 – 1999), crisis atentado 11-S (2000-2001), crisis del petróleo (1973) y la Gran Depresión (1929), entre otros. Que esta sea una oportunidad para fortalecer nuestros lazos de hermandad y solidaridad, otorgándole el valor justo y necesario a lo verdaderamente importante.

Infraestructura y COVID-19

La industria de la infraestructura no fue ajena al freno de la economía. Voces como la del director del Departamento Nacional de Planeación, Luis Alberto Rodríguez, abogaban por la continuidad de las grandes obras de infraestructura dada la naturaleza de los proyectos, donde usualmente no se encuentran grandes aglomeraciones de trabajadores. Por supuesto tomando todas las medidas de bioseguridad. No obstante, todos los proyectos cesaron su avance sin importar su magnitud, impacto y relevancia. Y fue así como los trabajadores fueron enviados a sus casas pues el objetivo era preservar la vida.

Medidas adicionales como el cierre de fronteras, el no cobro de peajes y el uso exclusivo de aeropuertos para el transporte de carga tuvieron un impacto directo en la industria. Los principales activos del país en materia de aeropuertos, aerolíneas, terminales de transporte, vías nacionales y departamentales, sistemas de transporte de masivo, compañías de logística y construcción, entre otras, se han visto enfrentadas a un cambio de dinámica, impensable hasta inicios de marzo de 2020, y que hoy nos lleva a preguntarnos cuál será el nuevo escenario de “normalidad” post COVID-19.

El impacto no es menor al considerar que la industria genera 1.7 pesos de PIB por cada peso invertido (Fuente: FDN, Vicepresidencia de Colombia) y aportó el 10.7% en el crecimiento del PIB de 2019. El total de empleos generados por este sector es cercano a 1.2 millones, mientras que solo el programa 4G supera los 76.000 empleos (Primera Página), más los generados de manera indirecta por su cadena de abastecimiento.

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Las proyecciones financieras pre COVID-19 pasaron a un segundo plano. El reto en adelante es garantizar la sostenibilidad de las empresas en el corto plazo, para una vez superada la coyuntura, planear nuevos escenarios con base en un entorno de menor incertidumbre. Muchos jugadores de la industria se han concentrado en cuidar la liquidez, repensar sus inversiones y desinversiones, y reperfilar sus deudas.

Retos adicionales, diferentes a los financieros, emergen y toman relevancia dentro del panorama actual y deberán ser considerados como base de la sostenibilidad futura de la industria, entre ellos, protocolos de bioseguridad, teletrabajo, conectividad, permanencia de los empleados y fortalecimiento del know-how. Además, la participación activa y el respaldo permanente de los accionistas y de los órganos de gobierno de las diferentes empresas, será fundamental para lograr la senda del crecimiento rentable y sostenible.

Es momento de revisar y replanificar la estrategia y repensar los modelos de negocio, probablemente más en algunos segmentos que en otros. Los libros se están reescribiendo y agregando capítulos que brinden herramientas para afrontar situaciones imprevistas, globales y que amenazan la vida de todos. Nuevamente la capacidad de adaptación a lo que podría considerarse un “nuevo normal” será el elemento clave para el éxito.

¿Qué pasará con el sector infraestructura luego del COVID-19?

La industria de la infraestructura tiene la capacidad de ser anticíclica y generadora de valor en momentos de coyuntura por su visión de largo plazo. Las oportunidades de inversión en este sector son significativas si se considera que Colombia se ubica en el puesto 81 (entre 141 países) en el Ranking de Competitividad Global 2019 en materia de infraestructura.

Los proyectos de infraestructura son prioritarios y así lo ha expresado el Gobierno Nacional al darle alta prioridad como uno de los primeros sectores en reactivarse e iniciar la ejecución de obras, pues su aporte es fundamental dada la movilización y distribución de recursos importantes en las diferentes cadenas productivas y principalmente, por su contribución a la generación de empleo.

El Gobierno Nacional a través de diferentes entidades ha reforzado el mensaje de dinamización económica a través del sector, por lo cual, la ANI, INVÍAS y la Aerocivil anunciaron recientemente la reactivación de 471 proyectos, entre concesiones, consultorías, asesorías y obras. Con esta decisión retornarán a sus empleos 26.915 personas con un impacto directo en las dinámicas económicas en sus zonas de influencia (Primera Página). Por su parte, la ANI hizo público el lanzamiento del programa 5G (iniciando con el proyecto Malla Vial del Cauca), el cual, contempla proyectos fluviales y férreos y pronostica inversiones por más de $17 billones de pesos; además, promete ser el motor del desarrollo, una vez superada la pandemia.

El país cuenta con compañías de gran reputación y experiencia que han construido proyectos de mucho impacto y reconocimiento nacional e internacional; algunos de esos proyectos son motivo de orgullo para los que vemos en esas obras, el desarrollo de Colombia hacia un mejor país. Estas firmas serán sin duda prenda de garantía para impulsar la industria de infraestructura en el periodo post coyuntura: constructores, operadores y fondos de inversión, entre otros.

El programa 4G, por ejemplo, ha sido determinante como dinamizador de la economía colombiana, tanto así que fue catalogado en 2018 como el programa de infraestructura más ambicioso de todos los países emergentes según el Banco Mundial. A octubre de 2019, la financiación de estos proyectos logró movilizar recursos por cerca de $24 billones de pesos, en donde Bancolombia participó con cerca de 2.1 billones de pesos, representando el 9% del total (ver gráfico).

Bancolombia ha sido líder en la estructuración y financiación de proyectos 4G. Algunos de los proyectos más representativos son: Pacífico 3, Ruta del Cacao, Accenorte, Ruta al Mar y Costera. Nuestros esfuerzos en medio de la coyuntura se han concentrado en participar en la estructuración de más de 20 proyectos con un potencial de financiamiento superior a COP 5 billones. Entre estos proyectos se encuentran: IP Neiva - Girardot (operación cerrada en mayo de 2020), Briceño-Tunja-Sogamoso, Túnel Aburrá Oriente, Pacifico 2, Cambio - Manizales, Accenorte, Convías, entre otros.

Ante momentos de incertidumbre, el sector de la infraestructura ha surgido como catalizador de resultados positivos. La ejecución de los grandes proyectos que impulsan el desarrollo del país, y las ideas y proyectos que se están estructurando actualmente nos mantendrán enfocados en la visión de largo plazo. Una vez estemos nuevamente ante la materialización de las mega obras de infraestructura, seremos testigos de cómo la industria continúa siendo relevante en tiempos de coyuntura frente a un futuro que no conocemos.

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