Cómo innovar con éxito en la era tecnológica

Tendencias17-07-2019

“¿De qué está hecha la innovación?”, “¿Debemos replantear la innovación que todos conocemos?”, “¿Cómo afecta la nueva y desenfrenada innovación a los negocios?”. Estas fueron algunas de las principales preguntas que abordó Aric Dromi, fundador del centro de ideas TEMPUS.MOTO y asesor tecnológico de compañías como Volvo, en el evento EXMA 2019 donde animó a todos los asistentes a encontrar nuevas formas de pensamiento para generar valor a través de la tecnología.

Para Dromi (que se autodefine como disruptor, futurólogo y filósofo digital) esta era de veloces cambios en materia tecnológica, ha convertido a los consumidores en “obsesivos digitales”, haciéndolos también cada vez más impacientes en temas de innovación. “Debido a lo frenética que es hoy en día la innovación, esta se queda obsoleta en cuestión de días, incluso de minutos”. Por eso, la clave para este israelita residente en Suecia, está en abrir los ojos para comprender mejor las necesidades de las comunidades, poner la tecnología al servicio de ellas, y desarrollar todo el potencial creativo de las personas, para crear innovación verdaderamente rompedora y/o disruptiva.

¿Cómo innovar en la era tecnológica sin fracasar en el intento? Aric Dromi tiene las respuestas:

1. Ser imaginativos:

Innovación sin creatividad e imaginación es igual a lo que se tiene en la actualidad, es decir, más de lo mismo. Lo que impide, según Dromi, que la humanidad salga de esa “jaula tecnológica” que ella misma construyó. “La falta de imaginación, tan necesaria en la innovación, nos impide escapar de la actual infraestructura. Y si no somos capaces de escapar de ella, la innovación que desarrollemos se quedará inevitablemente coja”.

Por eso, las empresas a la hora de innovar, deben generar ideas que tengan un impacto positivo en la sociedad y deben buscar alejarse del mainstream del pensamiento de la industria. Pues como bien pregunta Dromi: “¿quién comprará el próximo smartphone si todo el mundo está ya utilizando uno?”.

En consecuencia, las empresas deben comenzar por darle más valor a las herramientas creativas que a las herramientas analíticas, pues los datos solo son importantes en la medida en que sepamos cómo interpretarlos, pero sobre todo, cómo aprovecharlos para crear sistemas y/o aplicaciones que no solo satisfagan sino que predigan las necesidades de los clientes. "Hay tantas personas que piensan fuera de la caja, que actualmente hay más congestión allí que dentro de la misma. La clave, sin embargo, está en repensar la caja si queremos salir de verdad de ella”.

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2. Pensar en soluciones:

Enfocarse en aumentar un modelo de ganancias a partir de la tecnología, sin pensar en términos de cliente, no solo impide que la innovación tenga lugar, sino que inevitablemente, llevará a la empresa al fracaso. "Hoy estamos construyendo para las tecnologías, no para las personas. El valor debería basarse en el uso, no en la producción".

Por eso, las empresas deberían centrar todos sus esfuerzos en innovar para brindar soluciones reales a los problemas de sus clientes, y no simplemente para incrementar los volúmenes de venta. Pues para Dromi, la tecnología debe ser, ante todo, “un recurso para facilitar nuestras vidas”.

Una buena manera de hacerlo es “sacando” a los ingenieros de sus oficinas y poniéndolos en la calle, a convivir con la gente, para que a partir de una observación más cercana y detallada de la realidad, puedan desarrollar ideas que generen un impacto positivo en la sociedad pero sin generar fricción a partir de ellas. Es decir, eliminando de antemano cualquier aspecto que complique o ralentice el uso del producto y/o servicio por parte de los consumidores. “Para crear innovación verdaderamente rompedora, hay que detectar antes los puntos de fricción y diseñar a continuación la tecnología. Sin embargo, muchos se empeñan en seguir el camino contrario: primero diseñan la tecnología y después encuentran los puntos de fricción”, destaca Dromi.

3. Nuevo esquema de pensamiento:

El desarrollo tecnológico ha generado un cambio tan drástico en la manera en que los seres humanos nos comunicamos e interactuamos, que ha moldeado hasta la percepción que tenemos de la realidad misma. Por lo que, según Dromi, es un error intentar comprender los cambios generados por la transformación digital, a partir de la legislación actual e incluso de nuestro propio sistema de valores, pues “no se puede mirar hacia el futuro usando los ojos del ayer”.

Para el pensador y futurólogo, el hecho de no contar con la infraestructura necesaria para hacer frente a muchas preguntas como: “¿Está bien que mi nevera no se deje abrir porque considera que he comido suficiente hoy?” o “¿Es ético que me implante un chip en la cabeza para convertirme en un superhumano?”, genera miedo en nosotros pues los impactos causados por el desarrollo tecnológico y la transformación digital escapan de nuestro control.

La tecnología, en definitiva, no solo produce cambios en los proceso operativos, sino también, y fundamentalmente, en la realidad misma. Por lo cual, es necesario despojarse de esos miedos si se quiere de verdad innovar, para permitir (entre otras cosas) que las normas internas de la compañía se adapten a las nuevas circunstancias, a medida que la transformación digital vaya permeando la organización, cambiando tanto los procesos operativos como las relaciones sociales mismas. Esto les permitirá a las empresas incorporar nuevos esquemas de pensamiento para innovar y generar valor a partir de la tecnología. “Hay que aprender del pasado, estar presente en el momento y dejar que esa percepción permita que los líderes piensen de manera diferente sobre el futuro”.

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4. Líderes capacitados:

La innovación en una empresa debe partir de la visión de sus líderes. Desafortunadamente, “en el camino a la innovación tecnológica estamos dirigidos por gente ciega que no es capaz de guiarnos hacia la luz”, asegura Dromi. Esto se debe a que muchos de los líderes no están reflexionando a profundidad sobre los verdaderos efectos de la tecnología en las personas, dedicándose simplemente a actuar de forma rápida sin dar espacio a la creatividad y la innovación.

Para Dromi, el problema no está en los avances tecnológicos, sino precisamente, en la falta de líderes preparados, pues la mayoría de las decisiones ejecutivas de impacto estratégico las toman personas que realmente no comprenden sus impactos, por lo tanto, no tenemos decisiones estratégicas, solo tenemos decisiones tácticas. "Estamos rodeados por todas partes de liderazgo de papel", subraya.

Es fundamental, por tanto, que los líderes de empresas adquieran una visión amplia e integral en materia de transformación digital, para que puedan sacar el máximo provecho de ella, haciendo uso de su creatividad e imaginación para desarrollar productos y/o servicios que resuelvan las necesidades de sus clientes sin generar fricciones. Esto es, según Dromi, innovar de manera disruptiva.

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