10 sesgos comunes que impactan las decisiones de inversión
Mercado de capitales26-04-2019
Decidir conlleva riesgos de diferente magnitud o impacto. Por ejemplo, las decisiones cotidianas y personales pueden tener riesgos menores. Pero la toma de decisiones en el mundo de los negocios tiene implicaciones, ya sea para ganar o perder, a una escala mayor. Por eso decidir en las empresas y en el mundo financiero requiere un proceso de análisis riguroso, cálculos precisos y enfoques estratégicos innovadores. ¿Cómo lograrlo?
La teoría financiera tradicional se fundamenta en el supuesto de que las personas actúan racionalmente y consideran toda la información disponible al momento de decidir. Un proceso cognitivo a la medida para evitar los riesgos que implica, por ejemplo, invertir.
Pero ¿es así como tomamos decisiones? Las finanzas comportamentales – también conocidas como finanzas conductuales – retan dicho supuesto, lo ponen en duda y exploran la forma como los inversionistas actúan en la realidad y no como lo sugieren los libros.
La psicología de los sesgos de inversión
De acuerdo con las finanzas comportamentales, existen unos sesgos que diferencian a los inversionistas racionales de los inversionistas irracionales. El concepto de “inversionista irracional” está vinculado, entre otros, a factores como la imposibilidad que tiene una persona de acceder a toda la información y procesarla correctamente, y a la aparición de emociones que influencian el proceso de toma de decisiones.
Diariamente los inversionistas reciben gran cantidad de información y la capacidad para analizarla y digerirla completamente es limitada dada su complejidad y el tiempo demandado para hacerlo. Además, la confianza en la intuición entra a jugar también un papel importante porque ayuda a “simplificar” los desafíos complejos para la razón. Entonces, ¿cuáles son los sesgos que exhiben los inversionistas en el momento de tomar las decisiones de inversión?
Antes de entrar en mayor detalle, resulta clave conocer el concepto de sesgo. El CFA Institute define la palabra sesgo como: “error estadístico en muestreo al sistemáticamente favorecer unos resultados sobre otros; una preferencia o inclinación, especialmente aquella que obstaculiza un juicio imparcial; prejuicio en favor de un punto de vista en particular; juicio irracional”. Existen dos tipos de sesgos que tienen directa incidencia en la toma de decisiones de inversión: los sesgos emocionales y los cognitivos.
Emocionalidad vs Racionalidad
¿Alguna vez hemos comprado o vendido algún activo financiero bajo la influencia de alguna emoción? Si la respuesta es afirmativa, esa decisión de inversión estuvo influenciada por el primer tipo de sesgos: los sesgos emocionales, los cuales están vinculados con la aparición de factores como sentimientos, intuiciones o impulsos en el momento de tomar decisiones financieras.
Por su lado, los sesgos o errores cognitivos están asociados a errores de razonamiento, incorrectas interpretaciones estadísticas y deficiente procesamiento de información. Estos ocurren, por ejemplo, cuando damos más peso a la información que respalda nuestras opiniones mientras descartamos la que pone en tela de juicio nuestras suposiciones, o cuando pretendemos seguir reglas o patrones empíricos.
5 sesgos emocionales
Se trata de trampas psicológicas con una tendencia a tomar decisiones basadas en el sentimiento más que en los hechos y pueden variar dependiendo de nuestro tipo de personalidad de inversionista. Estos son algunos de los sesgos emocionales más comunes que están presentes en quienes invierten:
1. Sesgo de sobre-confianza: ¿En alguna oportunidad usted se ha sentido orgulloso por sus inversiones exitosas, pero ha olvidado aquellas decisiones que no han sido acertadas o que al menos no tuvieron los resultados esperados? Si así fue, sus decisiones pueden estar influenciadas por este sesgo, en el cual los inversionistas sobreestiman sus habilidades y capacidades a la hora de emitir juicios o hacer predicciones, y en consecuencia ignoran opiniones contrarias.
Este sesgo es particularmente difícil de corregir ya que está muy vinculado con el ego de las personas. La clave está en reconocer que en las decisiones de inversión se alternan buenas decisiones con desacertadas decisiones. Para ello, es importante evitar tener exceso de confianza.
Los inversionistas con el sesgo de sobre-confianza tienen alto apetito por el riesgo, se inclinan por portafolios concentrados y tienden a minimizar las bondades de la diversificación.
2. Sesgo de aversión a realizar pérdidas: este es un sesgo muy común en los inversionistas, aun cuando la realización de las pérdidas es completamente justificada.
Por ejemplo, un inversionista se rehúsa a vender una acción, única y exclusivamente, porque viene acumulando grandes pérdidas. Ésta es una decisión sesgada ya que la razón para mantener el activo debe estar soportada, única y exclusivamente, en las perspectivas que se tienen sobre el activo y no en el malestar que genera materializar la pérdida.
Habitualmente los inversionistas con este sesgo tienen portafolios más conservadores.
3. Sesgo de arraigo: ¿Ha conservado determinada acción en su portafolio de inversión sólo por el hecho del valor sentimental que le representa (por ejemplo, dicha acción fue recibida en una herencia, o con los dividendos recibidos ha podido pagar la universidad de los hijos)? Este sesgo emocional es quizá uno de los más comunes.
Es frecuente que un inversionista mantenga determinado activo por el valor sentimental que le representa, aun cuando las perspectivas para la acción no son favorables y es posible encontrar otras alternativas más atractivas en el mercado.
Para evitar este sesgo es importante hacerse el siguiente cuestionamiento: Si no tuviera el activo en mi portafolio, ¿lo compraría?
4. Sesgo de arrepentimiento: Con este sesgo las personas tienden a tomar decisiones de inversión con el único propósito de evitar el sentimiento de arrepentimiento.
Por ejemplo, un inversionista que sufrió grandes pérdidas durante determinada crisis opta por no invertir más en activos de riesgo ante el temor de que se repita la historia y se termine arrepintiendo de sus decisiones. En esta situación el inversionista puede terminar con un portafolio más conservador que lo que amerita las condiciones del mercado.
En contraposición, un inversionista que obtuvo grandes ganancias en el pasado, puede decidir volver a invertir de la misma forma ante el temor de “dejarla pasar” y arrepentirse. Bajo este escenario el individuo puede quedar con portafolios más agresivos que lo que sería recomendable en determinada coyuntura de mercado.
5. Sesgo de status quo: Relacionado con la incomodidad que genera hacer cambios y en consecuencia con la preferencia por dejar las cosas como están.
Bajo este sesgo los inversionistas prefieren no hacer cambios en sus portafolios aun cuando sería beneficioso hacerlo. Este sesgo está estrechamente relacionado con el sesgo de arraigo y arrepentimiento.
5 sesgos cognitivos
Estas son formas erróneas de concebir las situaciones con una tendencia a pensar y a actuar de cierta manera o a seguir una regla empírica. Dentro de lo sesgos cognitivos que habitualmente se observan en los inversionistas están:
1. Sesgo de confirmación: Bajo este sesgo los inversionistas tienden a considerar y darle mayor peso a información que confirme sus pensamientos, al tiempo que desestiman aquella que va en contra de sus opiniones.
Por ejemplo, un inversionista con este sesgo y que compró la acción X, sólo busca y le da relevancia a la información en el mercado que confirme esa perspectiva positiva sobre la compañía que compró. El inversionista ignora cualquier otra información que vaya en contra de esa perspectiva y que lo pueda incomodar, aun cuando dicha información puede ser valiosa y racional.
Para corregir este sesgo es recomendable escuchar posiciones contrarias, examinarlas y darles el mismo merito asignado que a aquellas que confirman nuestras perspectivas.
2. Sesgo de retrospectiva: Este sesgo está asociado al hecho de percibir eventos pasados como predecibles y fáciles de esperar.
Son comúnmente escuchados comentarios como “la caída de la acción X estaba cantada”. Claro, ese comentario está completamente influenciado por el hecho ya consumado y no con base en los pensamientos y opiniones que se tenían antes de la caída del activo. Este sesgo dificulta que las personas aprendan del pasado.
3. Sesgo de representatividad: Con este sesgo, los inversionistas asumen incorrectamente que muestras pequeñas representan fielmente la “población”.
Por ejemplo, un inversionista identifica que dos compañías del sector salud en EE. UU. tienen dificultades de flujo de caja operacional y recortaron sus dividendos. Si con base en esta información el inversionista extrapola dicha situación a las otras 200 empresas que componen el sector y augura que todas van a recortar los dividendos, está incurriendo en un sesgo de representatividad. Esto debido a que no necesariamente las dos compañías en cuestión son una fiel representación de la coyuntura del sector.
4. Sesgo de anclaje y ajuste: Bajo este sesgo los inversionistas dan mayor peso y relevancia a información anterior en comparación con nueva información.
Este sesgo aplica particularmente cuando se hace un pronóstico para el precio de determinado activo. Los inversionistas tienden a quedarse “anclados” a ese pronóstico y no lo ajustan aun cuando hay nueva información disponible que justifica modificar el pronóstico.
Acá es importante resaltar que no existe una frecuencia estándar para revisar y ajustar pronósticos. El ejercicio debe hacerse en la medida que nueva información esté disponible y se considere relevante.
5. Sesgo de enmarcación: Este sesgo está estrechamente relacionado con el procesamiento de información. Con éste los individuos interpretan información de forma diferente dependiendo de cómo les sea presentada.
Por ejemplo, a un inversionista le presentan una inversión que tiene una probabilidad del 25% de obtener ganancias. Paralelamente le presentan la misma inversión con una probabilidad de pérdida del 75%. Si el inversionista manifiesta preferencia por alguna de las dos inversiones está incurriendo en un sesgo de enmarcación ya que las inversiones son equivalentes.
¿Cómo evitar los sesgos al invertir?
La clave y el reto están en detectar estos sesgos y buscar la manera de corregirlos o moderarlos, de tal forma que las decisiones financieras se acerquen lo mejor posible a decisiones racionales
Es indudable que la inversión necesita estrategias de decisión múltiples, como también es una realidad innegable que todos los participantes del mercado – inversionistas, estrategas, gerentes de portafolio, asesores financieros – tienen sesgos que obstaculizan la toma de decisiones óptimas.
Esto, más que indicarle cuál es la decisión que debe tomar, le advierte que debe alejarse de estos sesgos o formas de pensar erróneas. La clave y el reto están en detectar los sesgos y buscar la manera de corregirlos o moderarlos, de tal forma que las decisiones financieras se acerquen lo mejor posible a decisiones racionales.
Cabe resaltar que es más fácil corregir los sesgos cognitivos que los sesgos emocionales. Estos últimos, por su parte, están fuertemente arraigados a la personalidad y experiencias pasadas de los individuos y son más difíciles de corregir o eliminar. En consecuencia, más que eliminar este último tipo de sesgos se debe apuntar a moderarlos. ¿Cómo?
3 consejos para tomar decisiones económicamente racionales
Para tomar decisiones económicamente racionales, las empresas y los inversionistas deben ser capaces de calcular y gestionar los riesgos asociados. Esto implica buscar las posibles soluciones y evaluar cada una con sus consecuencias para elegir la mejor. Y ante los constantes cambios del mercado actual, la búsqueda y procesamiento de la información debe hacerse en el menor tiempo posible.
- Una de las formas para lograrlo es a través del sinfín de herramientas sofisticadas que existen hoy día. Las nuevas tecnologías ayudan a los inversionistas a clasificar rápidamente un gran número de alternativas y a elegir las mejores.
- Otro complemento para las capacidades analíticas e intuitivas de la mente son los planificadores y asesores financieros. Un plan de inversión táctico y estratégico personalizado de acuerdo con su apetito de riesgo le ayudará a la elección óptima y racional de los activos. Sus decisiones se basarán en el propósito de cada inversión y en el plan de implementación de la estrategia y no en sus sentimientos o intuiciones.
- Y por supuesto, una constante autoevaluación que le ayude a reconocer y comprender sus propios sesgos y predisposiciones, para evitar los errores a la hora de invertir.
¿Es usted un inversionista emocional o racional? Póngase a prueba
Para averiguarlo, compartimos una corta prueba de reflexión cognitiva para consultar cuál es su modo predeterminado para juzgar y tomar decisiones. Este test fue creado por Shane Frederick en Yale y apareció originalmente en The Journal of Economic Perspectives, y luego en Harvard Business Review.
Anote sus respuestas y al final compárelas con las respuestas correctas. Encontrará una retroalimentación que le ayudará a saber si está siendo engañado o no por su intuición.
Retroalimentación de la prueba
Todos tenemos dos formas básicas de procesar la información: el pensamiento espontáneo, emocional o intuitivo, y el pensamiento más lento, racional y reflexivo. (El psicólogo de Princeton, Daniel Kahneman, popularizó esta distinción en Thinking, Fast and Slow.) Por supuesto, es más fácil confiar simplemente en nuestras intuiciones que molestarnos en comprobarlas, pero realizar esa comprobación puede mejorar la calidad de nuestros juicios y elecciones.
La primera forma, debido a que es intuitiva y automática, puede servirnos bien cuando no tenemos tiempo para deliberar. Pero a menudo confiamos en nuestras reacciones inmediatas cuando realmente no deberíamos, y esto puede conducir a errores. Si se equivocó en esta pequeña prueba, probablemente usó más la intuición que el análisis racional. E incluso si usted resolvió todos los problemas correctamente, es muy probable que la intuición le haya tentado con una respuesta seductora que su razón consideraba, pero rechazaba.
He aquí las respuestas correctas y las intuitivas, y un vistazo al proceso de pensamiento de ambas:
1. Un bate y una pelota cuestan $1.10 dólares en total. El bate cuesta $1.00 más que la pelota. ¿Cuánto cuesta la pelota?
- Respuesta intuitiva: $0.10
- Respuesta correcta: $0.05
La respuesta intuitiva es asumir que el bate cuesta $1.00 y la pelota cuesta 10 centavos. Pero al hacer los cálculos, esto no puede ser cierto: hay una diferencia de un dólar entre los dos, así que el único conjunto de precios que cumple con todos los requisitos del problema es $1.05 para el bate y $0.05 para la pelota.
2. Si cinco máquinas necesitan cinco minutos para hacer cinco widgets, ¿cuántos minutos necesitarían 100 máquinas para hacer 100 widgets?
- Respuesta intuitiva: 100
- Respuesta correcta: 5
Es fácil equivocarse en esto, porque nuestras mentes espontáneamente captan un patrón que es engañoso: Suponemos que si cinco máquinas hacen cinco widgets en cinco minutos (5-5-5), por analogía 100 máquinas harían 100 widgets en 100 minutos (100-100-100). Pero si está usando el pensamiento analítico y reflexivo, verá que cada máquina tarda cinco minutos en crear un widget. Piénsalo de esta manera: Si nueve mujeres necesitan nueve meses para dar a luz a nueve bebés, ¿cuánto tiempo les tomaría a 100 mujeres dar a luz a 100 bebés?
3. En un lago hay un parche de hojas de lirio. Cada día, el parche duplica su tamaño. Si el parche tarda 48 días en cubrir todo el lago, ¿cuántos días tardará el parche en cubrir la mitad del lago?
- Respuesta intuitiva: 24
- Respuesta correcta: 47
Si se llega a la conclusión de que la mitad del estanque estaría cubierto en la mitad del tiempo (48 / 2 = 24 días), se olvida de tener en cuenta el crecimiento exponencial, un tipo de razonamiento que requiere esfuerzo cognitivo. La respuesta correcta es 47 días, porque si el estanque está cubierto a la mitad para entonces, una duplicación al día siguiente (48º) resultará en que el estanque esté completamente cubierto con hojas de lirio.
Por cierto, "un día" es también una respuesta correcta, aunque poco común. Se necesita un día para que las hojas de lirio cubran la segunda mitad del estanque. Si usted dijo un día, usted merece crédito extra por su creatividad.
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