La tecnología elimina las fronteras sectoriales

Tendencias04-04-2019

Cualquier empresa puede competir con otra sin importar el sector del que proceda. La economía se atomiza con la introducción de nuevas tecnologías pensadas para adaptarse a los consumidores. Surgen nuevas alianzas y modelos de cooperación entre empresas que serán la base de un nuevo contexto en el que el valor diferencial residirá, en buena medida, en el componente emocional de los productos y servicios.

La globalización ha cambiado las reglas de los diversos sectores de una manera muy rápida, en línea con la velocidad con la que actúan y se implantan las nuevas tecnologías. Empresas y estados han cambiado su tradicional forma de gestión por otra más competitiva y cada vez más eficiente. El cambio ha sido tan abrupto que los individuos necesitan formación continua para simplemente estar al tanto de todo lo que sucede. La finalidad de las organizaciones sigue prácticamente inalterable; sin embargo, las herramientas para llegar a los objetivos sí que han cambiado y lo han hecho de una manera crítica. Los nuevos modelos de negocio creados a partir de la tecnología hacen más confusa la definición de una economía sectorial.

Al servicio del consumidor

Sin duda, hoy más que nunca el consumidor se ha convertido en la principal diana de una economía basada en los servicios. Un coche ya no es un mero medio de transporte, sino una guía capaz de recomendar al usuario los mejores restaurantes que se encuentran en su ruta, por ejemplo. De la misma manera, una televisión es capaz de grabar el programa favorito de un consumidor y almacenarlo para cuando lo quiera ver. Una misma empresa puede aportar al individuo múltiples servicios; surge así el concepto de “organización transversal”, la cual puede competir con otras compañías ajenas a su sector. La digitalización ha transformado o derribado las fronteras sectoriales, dando lugar a un panorama muy atomizado. Adicionalmente, otros sectores clave para la vida, como los de la salud, la energía o la movilidad, han sufrido un gran impacto con la llegada de la tecnología.

La revolución del ‘big data’ en la salud

El dato se ha convertido en el principal valor para muchas organizaciones de todos los ámbitos, especialmente en el mundo de la sanidad. El manejo eficiente de información permite mejorar la calidad asistencial de los pacientes. Surgen, además, nuevas formas de trabajo para la medicina, que permiten tratar a las personas desde lugares remotos. Todo ello se traduce en unos menores costes, un mejor tratamiento y unas mayores eficiencias en los flujos de trabajo de los hospitales. Los grandes desafíos actuales de la medicina se dirigen a la prevención y a la personalización de las terapias, siendo la tecnología una vía irrenunciable para agilizar los procesos de investigación relacionados con estos dos objetivos.

En plena transición energética

El impacto de la digitalización en el ámbito de la salud es tan profundo como el que se da en el de la energía. La transición energética sigue su avance y la previsión es que, en el año 2040, la generación de energías renovables alcance una cuota del 40 %, según indica la Agencia Internacional de la Energía. Algunas regiones como California serán capaces, a corto plazo, de abastecerse totalmente de energías limpias. Al igual que sucede con las personas, en este caso el objetivo es cuidar la salud del planeta con un mix que terminará por descarbonizar el sistema; un mix compatible con la ecología, con el gas natural como claro referente y en el que destacan áreas clave como las fuentes de extracción, el almacenamiento y la distribución. Este es un nuevo ejemplo de nuevos servicios añadidos a un modelo de negocio gracias al avance e implantación de nuevas herramientas tecnológicas.

Los inversores han asumido que la sostenibilidad es el futuro y ahora el capital tiene destinos verdes. Quizá el escenario más incierto lo esté viviendo el sector de la energía nuclear, si bien también en este campo están surgiendo nuevas soluciones tecnológicas para mejorar la seguridad de estos entornos.

La nueva movilidad

Al hilo de las energías limpias, es sabido que la movilidad sigue dando pasos hacia las cero emisiones e introduciendo paralelamente nuevos patrones de conducción inteligente y autónoma. El transporte ya está dejando ver su particular revolución y transita hacia la electrificación, implicando a un gran número de actores: gobiernos, empresas energéticas, firmas automovilísticas, etc.

Los mismos vehículos serán generadores de información, alojando datos en una red conectada para beneficio de los conductores y de las marcas. Nuevos servicios jamás vistos hasta ahora en el interior de un vehículo se dejarán ver en los próximos coches inteligentes. Las empresas automovilísticas ya no se dedicarán exclusivamente al diseño y producción de turismos, sino que desarrollarán líneas de negocio específicas dedicadas a los servicios asociados a la conectividad en el automóvil. En este sentido, las próximas novedades estarán enfocadas hacia la experiencia de los conductores. Entra en escena el valor de las emociones. En cierta medida, la revolución tecnológica ha entrado inesperadamente en el terreno emocional.

Trabajar las ‘soft skills’

Por ello, la sensibilidad, la empatía y el conjunto de valores que rodean a las emociones son aspectos que despuntan en los nuevos procesos de formación, precisamente para comprender al consumidor. Las soft skills se han revelado como un recurso muy valioso para afrontar el reto de la transformación. Las relaciones entre las empresas se están dirigiendo a procesos de colaboración y cooperación, abriéndose un espacio lleno de nuevas oportunidades, aunque no exento de peligros. Dependerá de la capacidad de la fuerza laboral superar los nuevos desafíos que plantean la globalización y la apertura de las organizaciones.

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