Perspectivas sobre el comercio internacional en Colombia tras la pandemia
Actualidad economica y sectorial28-08-2020
Los efectos de la pandemia en el comercio internacional y las oportunidades para Colombia
En primer lugar, hay que reconocer que desde 2019 el comercio internacional venía sufriendo por las disputas comerciales de dos grandes jugadores como son Estados Unidos y China, lo que trajo una escalada de aranceles y barreras al comercio, con un cierre de año en términos negativos.
No obstante, se esperaba la firma de un acuerdo entre ambas potencias y que las barreras y aranceles disminuyeran, pero llegó la pandemia, ocasionando el cierre de China. A esto se sumó la caída de los precios del petróleo y de los productos básicos, porque China es el gran demandante de estos productos, además de la guerra del petróleo entre Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos lo que deprimió aún más el comercio mundial.
Para 2020 el comercio internacional podría caer entre un 13% y 32%.
Organización Mundial del Comercio - OMC
En el caso colombiano, este panorama tuvo repercusiones fuertes. Medidas como las que se tomaron inicialmente para mitigar la propagación del virus, de comercializar solo productos agrícolas, de aseo y del sector farmacéutico llevó a una caída pronunciada en el comercio: en abril, las exportaciones totales cayeron un 52%, en mayo la caída fue de 40% y en junio un 26%.
Aunque las cifras siguen siendo negativas, la reactivación económica paulatina ha ayudado. Desde mayo, cuando se empezó a abrir la economía y se reactivaron algunos sectores, la caída ha sido menor.
Estimo que este año nuestro comercio transfronterizo caiga alrededor de un 10%. Esta es una caída fuerte, pero creo que de esta pandemia vamos a salir y lo haremos fortalecidos. Debemos ser optimistas y confiar en que vienen tiempos mejores, siempre que aprovechemos las diferentes oportunidades que tenemos para articularnos más con los mercados internacionales.
Javier Díaz Molina, presidente de Analdex
Oportunidades para Colombia tras la pandemia
Ante la guerra comercial con China y luego con los cierres de las cadenas de aprovisionamiento y distribución en el país asiático por la llegada de la pandemia, Estados Unidos empieza a relocalizar esas producciones, y América es un continente estratégico para ello.
Esta es una oportunidad muy importante para Colombia, considerando la cercanía geográfica que posee con la nación norteamericana y, además, que es el país al que exportamos los productos con mayor valor agregado. Los sectores que pueden responder más ágilmente ante esta demanda son el agroindustrial, los productos agrícolas y los productos procesados o con valor agregado a partir de esos productos agrícolas. Después viene la industria liviana: confecciones, ropa deportiva, ropa con diseño, vestidos de baño, ropa interior femenina, productos plásticos y farmacéuticos, que ya se han exportado a los Estados Unidos. El reto es lograr una escala mayor de exportación.
Las cadenas regionales de valor se convierten entonces en la puerta para que nuestro país crezca en sus exportaciones a Estados Unidos y a los países vecinos. Además, es una oportunidad para que esas plantas o centros de producción se construyan en Colombia.
Otras de las oportunidades tras la pandemia que menciona el presidente de Analdex, Javier Díaz, abarcan temas logísticos, transacciones virtuales y digitalización de procesos, todos encaminados a facilitar el comercio internacional para las empresas en el país.
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¿Cuál es el futuro de las exportaciones, frente a las recientes fluctuaciones del dólar?
Nuestra perspectiva vigente es que las exportaciones de bienes en 2020 sean, en total, entre un 20,8% y 25,1% inferiores en valor (USD FOB) a las observadas el año pasado.
Esto es resultado de un contexto de debilidad tanto en la producción interna como en la demanda desde nuestros socios comerciales sobre los bienes más relevantes de la canasta tradicional (petróleo y carbón), el oro y algunos de los productos manufacturados. Sin embargo, la estabilidad en la producción y demanda de bienes esenciales, particularmente de la canasta agrícola y agroindustrial, hacen que este segmento de las exportaciones de bienes del país sea el que cuente con el mayor potencial en el corto plazo y que se puedan ver más favorecidos por los niveles vigentes de tasa de cambio.
Vale la pena tener en cuenta que persiste un sesgo bajista sobre nuestra perspectiva de tasa de cambio vigente (que es de promedio $4.000 en el segundo semestre del año, tal como lo manifestamos en nuestra última actualización de proyecciones) como resultado de la estrategia de financiación del Gobierno Nacional que este año está concentrada en mercados externos.
Sin embargo, los fundamentales previsibles de recuperación de la economía, balance de las cuentas públicas, precios del petróleo y apetito por riesgo de los inversionistas internacionales nos lleva a pensar en lo que queda del año no es razonable esperar que la tasa de cambio caiga más allá de los rangos de negociación observados en las últimas semanas. Incluso en el mediano plazo no es previsible un regreso a las cotizaciones del USDCOP previas al choque sanitario.
Por lo tanto, las actividades exportadoras que lograron mantener una dinámica sólida en el segundo trimestre del año seguirán contando con esa ganancia competitiva en moneda local de cara a los socios comerciales con monedas fuertes (Estados Unidos, la Unión Europea, Japón).
¿Qué oportunidades tiene un exportador colombiano, frente a este nuevo normal económico?
En el corto plazo, las oportunidades para el sector exportador estarán en la consolidación del segmento agrícola y, particularmente, el agroindustrial, que genera un mayor valor agregado en sus productos que el primero.
- El segmento agroindustrial puede favorecerse de un periodo de baja generalizada en el comercio internacional que, ante la oferta no tan afectada relativamente estable en los servicios de transporte nacional e internacional de carga, debería facilitar la negociación de sus costos y, con este margen, contribuir a mejorar la posición financiera de las empresas productoras de este tipo de bienes.
- Por otro lado, también es razonable considerar los segmentos exportadores de bienes insumo o intermedios para industrias productoras de bienes básicos en otros países, que contarán con la misma ventaja que el segmento agrícola.
- Finalmente, el segmento exportador de bienes que puedan ser consumidos por las personas dentro de sus respectivos hogares (o insumos para empresas que en los demás países produzcan este tipo de bienes). En este contexto de nueva normalidad donde el distanciamiento social es la norma, creemos que contará con un incremento importante en su demanda conforme la actividad económica en los principales socios comerciales mejore y, con ella, los ingresos de los hogares se empiecen a recuperar.
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¿Qué dificultades podría tener el gobierno desde su presupuesto nacional para desarrollar todos sus programas enfocados a la promoción de las exportaciones?
En la medida en que la emergencia sanitaria se mantenga vigente, es razonable esperar que el sistema de salud y la protección de la población vulnerable sean las prioridades de los esfuerzos de gasto público. Esta será una limitación que se mantendrá latente en las oportunidades de gasto en programas enfocados en la promoción de exportaciones.
La extensión del periodo de cuarentena, de un modo que incrementa las necesidades de inversión de recursos públicos en la protección de la población vulnerable y el tejido productivo del país, presiona la disponibilidad de recursos para iniciativas alternativas, como aquellas enfocadas al impulso de las actividades relacionadas con los mercados internacionales. Esto, además, se enfrenta a un contexto de poco espacio fiscal en que el Gobierno Nacional ya ha manifestado una propuesta ambiciosa de corrección del amplio déficit en las cuentas nacionales que se observará en 2020 por el incremento del gasto y el impacto del choque sanitario y la crisis económica en los ingresos fiscales.
Sin embargo, el plan de recuperación que el Gobierno ya ha propuesto con su “Compromiso por Colombia”, deja claro que la infraestructura será uno de los pilares de inversión en el proceso de recuperación de la economía. Este frente de desarrollo del tejido vial será favorable para las dinámicas y los costos del comercio internacional.
Así pues, si bien puede haber una limitación a las iniciativas que impliquen el giro de recursos a actividades propiamente exportadoras, las propuestas de recuperación económica sí pueden contribuir a las actividades de este tipo con beneficios derivados. Además, la digitalización de muchos procesos creemos que también puede dar pie a la optimización de procesos administrativos relacionados con los trámites pertinentes para el desarrollo de actividades de comercio exterior, que también contribuya a mejorar los tiempos de operación y costos para las empresas.
Bajo un escenario de prolongación de la pandemia, ¿qué efectos abría sobre la balanza cambiaria?
A nivel agregado, los rubros de la balanza cambiaria deberían comportarse de esta forma: caída en el ingreso neto de remesas, una menor entrada de inversión extranjera directa y de portafolio, pero una menor necesidad de recursos externos de las empresas locales, lo que compensaría parcialmente el desbalance en los primeros rubros.
Las remesas caerán ante el impacto que implicaría una extensión en los mercados laborales de economías como Estados Unidos y España, que son los países de donde se origina la mayor parte de estas. Entre tanto, la aversión al riesgo vigente entre los inversionistas internacionales, en medio de un contexto de crecimiento de la incertidumbre por la prolongación de la pandemia, restringiría los flujos de recursos de inversión directa y de portafolio hacia las economías emergentes.
No obstante, la reducción en las perspectivas de recuperación de la economía que conllevaría la prolongación de la pandemia conduce a una reducción de los planes de inversión empresarial a nivel nacional, en la medida en que sería esperable un contexto de persistente debilidad de la demanda agregada interna y niveles de tasa de cambio que incrementarían los costos de adquisición de bienes de capital. Así pues, las empresas locales reducirían sus necesidades de recursos y de forma desproporcionalmente superior desde fuentes externas, dado el mayor costo que implicaría el contexto de tasa de cambio.
En temas de importaciones y exportaciones, ¿cuáles son los posibles comportamientos para este último semestre de año?
Luego de las importantes caídas, creemos que en el segundo semestre del año predominará una tendencia de ligera recuperación (caídas anuales de menor magnitud) tanto en las exportaciones como en las importaciones (en su valor USD), pero en donde, al cierre del año, las exportaciones e importaciones aún serán inferiores en una magnitud importante frente a los registros de 2019.
Como lo mencionamos previamente, nuestra expectativa vigente es que la contracción en las exportaciones de bienes totales en el año sea de entre un 20,8% y 25,1%. Entre tanto, para las importaciones esperamos una contracción en su valor de entre 29,7% y 40,8% en el año completo, con el rubro de adquisición de bienes de capital como el más golpeado como resultado del efecto financiero del parón de actividades y la baja en la demanda agregada para las empresas. Además, el incremento en la tasa de cambio moderará la demanda por bienes de consumo del exterior y el menor nivel de actividad en la economía, junto con los bajos precios de las materias primas, liderarán la caída en el rubro de insumos.
Después de un choque inicial más acelerado en las exportaciones, con la recuperación de los precios del petróleo en el nuevo acuerdo de recortes de producción de la OPEP, cabe esperar que las exportaciones mantengan registros de contracción anual inferiores en el segundo semestre del año en comparación con las importaciones.
En algún momento ¿es posible que las exportaciones agrícolas puedan sustituir las exportaciones minero-energéticas?, ¿está Colombia preparado para lograr esta sustitución?
El camino que tendría por recorrer el segmento agropecuario y agroindustrial en comercio exterior es considerable y no es razonable esperar que en el corto plazo se pueda dar una reconfiguración de este tipo.
En 2019 las exportaciones de productos minero-energéticos alcanzaron los USD23,7 millones FOB, un 60% del total de las exportaciones. Entre tanto, el café, los demás productos agro (con el banano y las flores como los siguientes grandes protagonistas) y los productos alimenticios procesados (agroindustriales) fueron de USD7,3 millones FOB, un 18,5% del total exportado de bienes.
Sin embargo, el panorama podría forjar un contexto favorable en donde vale la pena enfocar esfuerzos en el desarrollo y promoción particular del segmento agroindustrial, que además permita ofrecer a nuestros socios comerciales productos que incluyan una mayor generación de valor agregado para la economía.
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