La recuperación de la actividad productiva tardará en materializarse y el mercado laboral experimentará un deterioro adicional
La actividad productiva empezó el año con paso lento
En el 4T16 el crecimiento experimentó un leve repunte. Luego de que en 3T16 se registrara un crecimiento anual de 1,2%, en el 4T16 la economía registró una expansión de 1,6%. Con ello, el crecimiento en 2016 fue de 2%, lo que representó una desaceleración de 1,1 pps frente a 2015 y se constituyó como la tasa de expansión más baja desde la crisis global.
La demanda interna ha sido la principal fuente de debilidad. La suma del consumo privado y público y la inversión, que es el gran motor de la economía colombiana y que había exhibido un sólido desempeño en años anteriores, creció apenas 0,4% en 2016. Las decisiones de gasto de los hogares y las empresas se afectaron por la caída en la confianza económica, la política monetaria contractiva, la incertidumbre alrededor de los cambios tributarios y la reducción de los ingresos reales.
Los indicadores líderes confirmaron un lento arranque de la economía en 2017. Pese a las buenas señales del sector exportador (beneficiado principalmente por el comportamiento de los precios), la mayoría de los sectores relacionados con consumo doméstico y al gasto de capital privado evidenciaron una apreciable pérdida de tracción en los primeros meses del año. Esto es atribuible a los efectos de corto plazo de la reforma tributaria sobre los consumidores (aumento en la tarifa del IVA y la carga tributaria de las personas naturales), el aumento del desempleo, la baja confianza de los hogares y la poca disposición de los empresarios de iniciar nuevos proyectos productivos.
En efecto, recientemente el DANE reportó que en el 1T17 la desaceleración económica se extendió. La lectura del primer cuarto del año fue de 1,1% anual, levemente por debajo de nuestra expectativa (1,2%). La razón de esta diferencia estriba en que el crecimiento del PIB en el 1T16 fue revisado de 2,6% a 2,7%. Sin tal ajuste, la variación efectivamente observada en el primer trimestre hubiera sido equivalente a nuestra estimación.
Los sectores más destacados en el 1T17 fueron agricultura, financiero y servicios sociales, con expansiones anuales de 7,7%, 4,4% y 2,2%, respectivamente. Entre tanto, 5 de los 9 sectores productivos registraron contracciones anuales; aquellos que tuvieron un desempeño más negativo fueron explotación de minas y canteras (-9,4%), construcción (-1,4%) y suministro de electricidad, gas y agua (-0,6%).
El balance de los determinantes de crecimiento se ha deteriorado
Ajustamos a la baja nuestra expectativa de crecimiento para 2017
Para la primera mitad del año esperamos crecimientos inferiores al 2%. Esta revisión refleja el hecho de que la economía arrancó este año a un ritmo mucho menor al previsto hace tres meses. Una vez conocidos los resultados del PIB en el 1T17, esperamos que parte de esta debilidad se traslade al segundo trimestre, y por ello también redujimos en medio punto porcentual la variación esperada del PIB en el 2T17.
Seguimos previendo que la actividad productiva gane tracción. A medida que transcurra el presente año la economía se recuperará paulatinamente de los choques que han afectado su crecimiento, y se generarán condiciones financieras y de inflación que permitirán una recuperación de la demanda agregada. Sin embargo, debido a que el balance de determinantes de crecimiento se ha deteriorado, esperamos que solo hasta el segundo semestre se volverán a presentar crecimientos superiores a 2%. De esta forma, entre el primero y el último trimestre la tasa de crecimiento se acelerará en 1,3 pps.
La demanda interna se recuperará, aunque crecerá por debajo del PIB total
Ajustamos a la baja el crecimiento esperado de todos los componentes de demanda. El consumo privado se desacelerará en 0,4 pps a 1,7% (revisado desde 1,7%), su tasa de crecimiento más baja desde 2009. Esto responderá al aumento de la tarifa del IVA y del impuesto de renta de las personas naturales, a que las condiciones financieras para los hogares seguirán siendo restrictivas, a que la confianza de los hogares no repuntará sustancialmente y a que el mercado laboral tendrá un leve deterioro.
Por su parte, a pesar de que el consumo público se acelerará de 1,7% a 2,2%, mantuvimos tal crecimiento dado que el margen de aumento del gasto corriente del Gobierno Nacional será limitado.
La inversión volverá a números negros. Después de su fuerte caída en 2016, prevemos que este año la variación de la formación bruta de capital será positiva. Esto será posible por cuenta del descuento del IVA en la compra de bienes de capital de la base gravable de la renta, el paulatino descenso de las tasas de interés y la ejecución de proyectos de infraestructura. No obstante, redujimos en medio punto porcentual el pronóstico de crecimiento, ya que la baja confianza y la alta incertidumbre han reducido la disposición de los empresarios a iniciar nuevos proyectos productivos.
El crecimiento entre las actividades productivas será más balanceado
Prevemos que 4 sectores se aceleren este año. Estos comprenden: agricultura, la cual se beneficiará de unas mejores condiciones climáticas y una cosecha cafetera abundante; minería, cuyo volumen de producción repuntará de la mano de la recuperación de los precios de las materias; electricidad, gas y agua, gracias a la superación de los efectos adversos que generó el fenómeno de El Niño; y transporte, almacenamiento y comunicaciones, gracias a la superación del paro camionero. Por su parte, redujimos la perspectiva del comercio debido que el gasto de los hogares crecerá a tasas moderadas. Los sectores más dinámicos de 2017 serán los que más moderación presentarán frente al año anterior. El sector financiero nuevamente aportará la mayor contribución al crecimiento del PIB, aunque su expansión se moderará en 1,6 pps debido a la baja dinámica del mercado crediticio y la reducción de los márgenes netos de intereses. La construcción estará impulsada por el componente de obras civiles, que compensará el menor crecimiento del rubro de edificaciones. Finalmente, la expansión de la industria se aminorará ante la disipación del efecto que generó la reapertura de Reficar en octubre de 2015.
Los riesgos en materia de crecimiento permanecen sesgados a la baja
Hay una serie de factores que podrían conducir al escenario pesimista de crecimiento de 1,6%:
- Un estancamiento de la inversión privada como producto de la baja reducción en la carga tributaria efectiva de las empresas, una debilidad más prolongada de la demanda interna y una creciente ambiente de incertidumbre.
- Unas condiciones financieras que se mantengan en terreno contractivo como resultado de una autoridad monetaria más cautelosa y de mayor volatilidad en los mercados globales.
- Un menor ritmo de ejecución de proyectos de infraestructura.
- Una nueva caída de los términos de intercambio inducida por un cambio de tendencia en el mercado petrolero.
Los catalizadores de un escenario de mayor crecimiento (2,5%), los cuales tienen una menor probabilidad de ocurrencia, son:
- Un aumento de los precios del petróleo a niveles superiores a los estimados en nuestro escenario base.
- Una mayor dinamización de los sectores transables, que se daría como resultado de un aumento de los volúmenes exportados superior a lo contemplado.
- Una dinamización mayor a la prevista en la inversión por la posibilidad incluida en la reforma tributaria de que el pago del IVA en bienes de capital se deduzca de la base gravable del impuesto de renta.
Nuestra perspectiva es que experimentaremos un ciclo en forma de U
A diferencia de los marcados episodios de recuperación que se presentaron en la última década (asimilables a una forma de V), las condiciones actuales de la economía apuntan a un ciclo en forma de U. Esto se debe a que las tasas de crecimiento del año pasado y el actual serán semejantes, ya que los factores que promovieron en el pasado los repuntes pronunciados no podrán materializarse en la misma magnitud.
En particular, el margen de maniobra con el que cuentan las autoridades actualmente para estimular a la economía desde lo monetario y lo fiscal es más limitado. Además, el efecto de la reforma tributaria sobre la demanda agregada ha demostrado ser mayor al previsto.
A pesar de lo anterior, estimamos que el ciclo de aceleración que iniciará en 2018 se extenderá durante los dos años siguientes. Tal desempeño estaría asociado al ritmo de ejecución creciente de los proyectos de infraestructura 4G y a los efectos de una política monetaria que se ubicará en terreno expansivo. En efecto, en los años mencionados estarán construyéndose de forma simultánea obras de una gran magnitud que aportarán de forma significativa al crecimiento del PIB.
Además, en ese horizonte el ciclo de recortes de la tasa de intervención se habrá trasladado en su totalidad a las tasas de mercado. Gracias a ello, hacia el final de esta década prevemos que la economía crecerá por encima de su potencial.
El desempleo tenderá a ampliarse a lo largo de 2017
El balance entre la oferta y la demanda mantuvo la desocupación relativamente estable en 2016. A diciembre del año anterior la tasa de desempleo urbano se mantuvo en 9,8% y a nivel nacional se amplió en 10 pbs. Lo anterior se produjo a pesar de que la desaceleración en la actividad productiva llevó a una moderación en la demanda de mano de obra. El factor que contrarrestó lo anterior fue una reducción marcada en la tasa global de participación.
Para este año anticipamos una dinámica menos favorable. Como se ha visto en los últimos meses, más colombianos que eran inactivos han empezado a buscar trabajo como respuesta a la moderación bajo la cual ha operado la economía recientemente. De otro lado, con una actividad productiva expandiéndose por debajo de su potencial y una demanda interna débil es posible que la demanda de mano de obra no crezca lo suficiente para absorber la oferta creciente de trabajadores. Esto es especialmente relevante en sectores como el comercio, la construcción y los servicios no financieros, que son los mayores empleadores en el país.
Ello se traducirá en una ampliación de la desocupación urbana a niveles de dos dígitos. Dado que el gasto de los hogares depende de forma crucial de las tendencias del mercado laboral, la perspectiva de que se presente tal aceleración en el desempleo es una de las razones por las que creemos que el consumo interno se ralentizará durante el presente año.